Valor del mes: ¡Escucha!

La Iglesia Católica –como todos los meses– busca un valor para promoverlo, y para este mes de febrero ha propuesto el valor del “¡escucha!”

Este valor tiene una importancia inmensa: hay que escuchar. Podemos decir: hay que escuchar la Palabra de Dios, pero hay que escuchar la ciencia también, que es palabra de Dios, porque la ciencia es el reflejo de lo que es Dios, que está presente en la creación; escuchar la historia, que es maestra de la vida.

Escucha, escuchar. Nosotros sabemos que corremos el peligro de solamente hablar y que los otros nos escuchen.

Hay un principio de la sabiduría que dice: “El que escucha se hace sabio, no todo el que habla mucho es el más sabio”.

Escuchar: Escucha en la familia, escucha a los hijos; el marido escucha a su mujer; la mujer escucha a su marido; los hijos escuchan a sus padres; padres: escuchen a sus hijos.

La escucha vale para todos. Vuelvo a repetir: podemos decir: hay que escuchar la Palabra de Dios, pero hay que escuchar a las personas también; hay que escucharlas y poderlas entender y hay que escuchar para resolver problemas.

Valoremos y volvamos a decir, de manera personal: yo escucho. ¿O yo solamente quiero que me escuchen a mí? ¿Y yo escucho con mis oídos todas las realidades posibles que están a mi alrededor, para yo poder dar respuesta, para poderme sentir muchísimo mejor y para poder ayudar en lo que nosotros tenemos?

Una invitación: ¡A pensar, a meditar en la escucha!

Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.