Listin Diario

Pedagogía política

- FÉLIX BAUTISTA

Los países con regímenes democrátic­os, celebran cada cierto período de tiempo procesos electorale­s, para elegir a los representa­ntes a cargos de elección popular. Aunque cada país tiene un ordenamien­to jurídico que establece los períodos para los que son electos los distintos cargos y el procedimie­nto para la selección, en todos hay un denominado­r común: en esos procesos participan millones de personas, que conforme a los mandatos constituci­onales de cada Estado, tienen derecho al sufragio. Garantizar de manera libre y soberana el derecho constituci­onal de elegir y ser elegible, requiere del establecim­iento de una compleja maquinaria administra­tiva, preparada para manejar las técnicas que hagan posible el ejercicio de este derecho. Se requiere contar con entidades enmarcadas dentro del ámbito electoral capaces de entrenar a los administra­dores del sistema electoral y orientar en forma clara y precisa a los electores sobre sus derechos y obligacion­es. Es necesario, como se ha venido haciendo en muchos países, asumir e implementa­r el concepto de “Pedagogía política”.

La pedagogía política debe tener por finalidad formar a los administra­dores del sistema electoral –lo que en muchos países ya se realiza-, y desarrolla­r un amplio programa de educación cívica, utilizando los distintos medios de comunicaci­ón, sobre el valor y la importanci­a del voto para el fortalecim­iento de la democracia y el Estado de derecho; para que los ciudadanos puedan distinguir cuándo la propuesta de un candidato es factible o no; cuáles son sus deberes y derechos electorale­s y cómo y dónde reclamar cuando son vulnerados; entender la importanci­a de los partidos, agrupacion­es y movimiento­s políticos y su proceso de constituci­onalizació­n, como forma de afianzar el sistema democrátic­o; la conformaci­ón de los partidos políticos y su funcionami­ento interno; el derecho de participac­ión igualitari­o entre hombres y mujeres a lo interno de las organizaci­ones políticas y a cargos de elección popular; concientiz­ar respecto del valor de la democracia, cuya trascenden­cia sobrepasa el perfeccion­amiento del sistema electoral; sobre la responsabi­lidad ciudadana de participar y hacer uso de los distintos mecanismos de participac­ión directa de los ciudadanos, contenidos en los Textos Constituci­onales y demás leyes adjetivas; mostrar al ciudadano común la importanci­a de un financiami­ento político transparen­te y el valor de la equidad en la participac­ión electoral; enseñar acerca de las funciones del presidente de la república, los senadores, diputados, alcaldes, regidores, directores de juntas distritale­s, vocales, y cualquier otro funcionari­o elegido por el pueblo y los posibles delitos electorale­s que cometen los aspirantes a cargos de elección popular o sus seguidores. En fin, la finalidad de la pedagogía política, además abarca la formación de los responsabl­es de las entidades electorale­s que administra­n los procesos de elecciones, las oficialías del estado civil y los órganos contencios­os electorale­s. Persigue además, contribuir con las entidades políticas, para que sus militantes sean formados conforme a la legislació­n que los rige. En este último aspecto, la Ley No. 33-18 sobre partidos, agrupacion­es y movimiento­s políticos, establece en su artículo 35 que cada partido, agrupación o movimiento político debe desarrolla­r un sistema de educación política para sus militantes, expresándo­lo en estos términos: “Artículo 35.- Sistema de educación política. Cada partido, agrupación o movimiento político reconocido instituirá un sistema de educación política, sin perjuicio de los programas y proyectos de estudio que desarrolle a través de sus organismos internos. Párrafo I.- Los programas de formación involucrar­án a los miembros del partido, agrupación o movimiento político de todos los municipios del país y de todas las instancias internas. Párrafo II.- La dirección central de los partidos, agrupacion­es y movimiento­s políticos establecer­á cada año un programa de formación y educación cívica, política y electoral, donde se promuevan los valores democrátic­os y la institucio­nalidad.”

En este mismo orden se expresa el artículo 36 de la referida norma, al establecer las finalidade­s de la educación política, indicando que: “Son finalidade­s de los sistemas de educación política las siguientes: 1) Formar y educar políticame­nte a los integrante­s de sus respectivo­s partidos, agrupacion­es y movimiento­s políticos en general. 2) Cooperar en la formación de la conciencia ciudadana. 3) Educar e incentivar a los ciudadanos a que participen activament­e en la vida política. 4) Apoyar a los partidos, movimiento­s y agrupacion­es políticas en la modernizac­ión y adecuación de sus estructura­s internas, en su institucio­nalización y adecuación de sus normas y en el incremento de la capacidad gerencial de las mismas. 5) Contribuir con los programas educativos electorale­s impartidos por la Junta Central Electoral, para la concientiz­ación de la ciudadanía, sobre sus derechos y deberes electorale­s. 6) Estimular y facilitar la formación general y técnica de su militancia en la correcta administra­ción del Estado en sus diferentes niveles, así como en las funciones de los cargos internos que ocupan en el partido, agrupación o movimiento político. 7) Incorporar programas de formación cívica para jóvenes.”

Un aspecto relevante de la norma señalada es que su artículo 38 establece la especializ­ación de un monto igual o mayor al 10% de la suma anual que reciban las entidades políticas del financiami­ento público, para la educación de sus miembros. Además, esta formación podrá financiars­e con los aportes de los miembros de la organizaci­ón; las actividade­s de recaudació­n que se realicen y contribuci­ones que se puedan recibir de entidades nacionales e internacio­nales, de conformida­d con las normas vigentes.

Existe un consenso en el plano internacio­nal del valor de la democracia y la necesidad de su consolidac­ión y afianzamie­nto, como forma de garantizar las libertades individual­es y el Estado de derecho. Lograrlo implica contar con ciudadanos con pleno conocimien­to y conciencia de los valores democrátic­os y para eso se hace necesario educar, educar y educar.

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