Escribir de curas
Una amiga muy querida me presenta a un sacerdote con la siguiente introducción: “Esta es la periodista que escribe sobre los curas”. Me apresuré a aclarar que yo no escribo sobre curas. Y, a su vez, el sacerdote allí presente, a la defensiva, quiso saber si mis escritos eran en bien o en mal. “En bien”, respondió, de inmediato, mi amiga. Pero yo agregué: “No siempre”.
La verdad es que el propósito de esta columna no son los curas. Mi intención es hablar del camino de la fe desde el punto de vista de una cristiana que se deslumbra ante el descubrimiento de un mundo espiritual tan rico, lleno de profetas y maestros, junto al cual pasé, sin enterarme, durante años. Tuve suerte, porque algunos se mueren sin conocerlo.
A veces, he hablado de curas, es cierto, de Franchy, Catalino, Ruddy, Álvaro, Máximo y Colino, entre otros, porque esos sacerdotes, con sus ministerios, han impactado en mi vida y en la vida de muchos.
También, ha sucedido que algún religioso, cuyo accionar cuestiono, se convierte en el protagonista de uno de mis artículos. De ahí que aparece quien me define como una conservadora casi fanática católica y otros como una crítica dura de la Iglesia. No soy ninguna de las dos. Pero es interesante, como periodista, que no logren ponerse de acuerdo porque eso significa que hago lo correcto. Si pudieran situarme de un lado, sin cuestionamiento alguno, estaría mal.
Esta columna, de hecho, es un buen ejercicio. Las veces en que he criticado la actuación de algún sacerdote, ha sido cuando más apoyo he recibido desde dentro de la iglesia. Lo cual me sorprende gratamente.
En fin, escribo estos artículos porque, durante muchos años, me aparté del camino de la fe, y me perdí de una manera de vivir en la que encuentras un sentido de la vida que perseguí antes en los lugares y las personas equivocadas. Como dije, no escribo solo sobre curas, pero ojalá que muchos de los que sirven a Dios lo hagan tan bien que me inspiren a mí, y a otros, a escribir sobre sus ministerios. En resumen, escribo sobre este aprendizaje que es vivir desde una óptica cristiana que es distinta a cualquier otra.
¿Cómo lo sé? porque he vivido de las dos maneras, por suerte o por desgracia.