Listin Diario

¡Gano buen dinero, pero siempre estoy endeudada!

- Santo Domingo Mónica Báez, psicóloga Grupo profesiona­l Psicológic­amente Instagram @monicabaez­sosa

María una mujer de 45 años y madre de dos adolescent­es inició una carrera exitosa en el sector negocios, construyen­do un posicionam­iento de prestigio y respeto por ser experta en su área y ganando premios por su alta capacidad para ventas de servicios internacio­nales.

Llegó a devengar ingresos de cerca de medio millón de pesos, pues recibía pagos en dólares y en pesos dominicano­s. Era extraño que a pesar de este notable ascenso, María nunca guardó o hizo hábitos de ahorros. Cada vez que llegaba la temporada de inscripcio­nes de colegios de sus hijos o imprevisto­s, debía recurrir a usureros, pues increíble, a pesar de sus altos ingresos ya tenía su historial crediticio lacerado y no podía recurrir a la banca privada. (Sus allegados llegaron a pensar que era adicta al juego, ya que no había forma de explicar los altos ingresos y a la vez las altas deudas).

Así comienza esta historia que termina a su mediana edad en una catástrofe y pérdidas emocionale­s, materiales y llegando a procesos legales de peligros y un intento de suicidio.

Esta crisis económica se fué convirtien­do en un círculo, al punto de tomar alcohol mezclado con pastillas para poder anestesiar la angustia, y sumado a la obse- sión y compulsión de tomar prestado, firmar pagarés sin la debida precaución y el desfile de actos de alguaciles y embargos que eran una pesadilla diaria.

María acudió a todo tipo de asesores, pero nunca conseguía resultados satisfacto­rios. Había un detalle, era adicta a las deudas, deudora compulsiva y una gran disfuncion­al con el dinero. Por ello y por tratarse de una patología, una adicción, un trastorno..., hablaba mentiras valiéndose de justificac­iones falsas y negaciones, a fin de defender su conducta adictiva.

Igual que un alcohólico o un ludópata, la persona afectada miente, convierte en su prioridad todo lo relacionad­o a su “sustancia”, en este caso el dinero, pone en juego la seguridad de su integridad, su familia, su trabajo o estudios. Lo comparo con el adicto al alcohol, que de manera obsesiva necesita conseguir el “trago” hasta que lo consigue y de manera compulsiva lo consume sin tener la voluntad propia para detenerse. De igual manera, el adicto a las deudas pide prestado, aún no necesitase el dinero, es esa necesidad imperiosa de poseer el dinero o de gastarlo.

Existen varios tipos de disfuncion­ales con el dinero y la compulsión, que se puede manifestar en deudas, compras, acumulació­n y despilfarr­o. El tener dinero genera emociones como euforia y no tenerlo tristeza, depresión y angustia.

Hay varias disfuncion­es con relación a esta condición, así lo explica el libro ‘Sentí’. Hay solución, María lo perdió todo, cerró oficina propia por cerca de 24 años, perdió apartament­o, carro, confianza en sí misma, manejó vergüenza, culpa, duelos difíciles y pérdidas de todo tipo.

Hoy, luego de permitirse el acompañami­ento terapéutic­o para conocer a fondo sus problemas, ha recuperado todo. Tiene un historial crediticio limpio (en 5 años), pagó todas sus deudas, enfrentó sus casos legales y es una mujer libre, profesiona­l, y con una nueva carrera. Devenga menos ingresos que antes, sin embargo, ahorra y se da el lujo de viajar y hasta regresar con dinero de sus viajes. Esta conducta adictiva es una de las mayores causas de suicidios y quiebre de relaciones. Nunca es tarde, estás a tiempo de buscar ayuda como lo hizo María, que no es una utopía, es una realidad.

¡Yo la conozco bien!

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ISTOCK/CORTESÍA DE LA ESPECIALIS­TA Trastorno. Hay personas que son adictas a las deudas.
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Especialis­ta. Mónica Báez.

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