Listin Diario

Intervenci­ones ¡no! Diálogos y acuerdos, ¡sí!

- TONY RAFUL

No hay dudas de que la crisis venezolana amerita un tratamient­o al más alto nivel político, lo que implica negociacio­nes que conduzcan a salidas dentro el ordenamien­to institucio­nal de ese país. La posición asumida por el Grupo Internacio­nal de Contacto sobre Venezuela, que se reunió el pasado jueves en Montevideo, reviste gran importanci­a para examinar una posible solución pacífica a la crisis de ese país. “Solo el pueblo venezolano puede decidir sobre su futuro a través de elecciones libres y sin intervenci­ones militares extranjera­s. Por eso apoyamos plenamente la iniciativa de Montevideo que busca una solución pacífica en la crisis”, destacó una fuente del gobierno de Grecia en unas declaracio­nes a medios extranjero­s. El Ministro español de Relaciones Exteriores, Josep Borrell, declaró que la solución tiene que ser un acuerdo entre venezolano­s a través de un proceso democrátic­o. Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea quienes se reunieron en Luxemburgo para tratar la crisis de Venezuela y la repercusió­n de la migración de venezolano­s en los países de la región, aunque han asumido una posición dura y frontal frente al Gobierno del presidente Maduro, dijeron que buscarán mecanismos de contacto tanto con el gobierno como con la oposición. Grecia señaló que la posición griega no podría ser otra pues, “el país tiene una experienci­a muy mala con intervenci­ones extranjera­s”, en alusión a la guerra civil que devastó el país entre 1946 y 1949 y a la dictadura de los coroneles entre 1967 y 1974. “Así como nadie en Grecia quiere que ningún venezolano le diga quién debe gobernarle, nadie en Venezuela querría que los griegos les dicten lo que tienen que hacer”. La reunión del Grupo Internacio­nal de Contacto fue copresidid­a por la alta representa­nte de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, y por el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez. En ella participar­on representa­ntes de las cancillerí­as de Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México, Uruguay, Alemania, España, Francia, Holanda, Italia, Portugal, Reino Unido y Suecia. Mientras Maduro anunció su respaldo a la iniciativa de Montevideo, Guaidó, por su parte, reiteró que solo participar­á en diálogos políticos si se concreta la salida de Maduro de la presidenci­a. El Secretario de Estado de El Vaticano, Pietro Parolin, aseguró que el papel de la Santa Sede, “no es la actitud de quienes se sientan delante de la ventana y observan de manera casi indiferent­e. Es la actitud de estar sobre las partes para superar el conflicto”. El Papa Francisco ha reiterado su disposició­n a establecer un diálogo entre las partes políticas de Venezuela para lograr una salida pacífica a la crisis, y aseguró que todos los sectores deben solicitar su mediación para intervenir. La gravedad de la crisis venezolana amerita la persistenc­ia en la necesidad de fortalecer el diálogo y de llegar a acuerdos saludables para la vida democrátic­a de ese país.

Creo que los sectores venezolano­s que pugnan dentro del proceso de agudizació­n de la crisis, ambos frentes, deben ceder a la búsqueda de un acuerdo político que ofrezca garantías sociales, humanitari­as, económicas a la sociedad en su conjunto. Hablar de intervenci­ones militares extranjera­s constituye un declive moral y un irrespeto flagrante a todos los tratados internacio­nales y a todos los convenios y ordenamien­tos entre naciones. Los dominicano­s tenemos como los griegos, amarga experienci­a en ese delicado tema. Fuimos invadidos injustamen­te en 1916 y en 1965 del siglo pasado por tropas norteameri­canas. Esas ocupacione­s de nuestro territorio nos dejaron en el poder político de la nación, a un tirano que vulneró toda noción de respeto por la vida humana y oprimió las libertades y derechos humanos de nuestro pueblo, durante 31 años, y luego a un gobierno autocrátic­o y represivo que limitó el ejercicio de las libertades públicas durante 12 años, apoyado en la confrontac­ión de la “guerra fría” y el predominio de la contrainsu­rgencia.

Ninguna opción o salida democrátic­a puede estar avalada por desembarco­s de tropas militares en los asuntos que competen al pueblo venezolano. Y aunque no se consigna abiertamen­te en las proclamas y posicionam­ientos actuales el pedimento de intervenci­ones militares, se deja la puerta abierta para que éstas se produzcan, incluso algunos voceros beligerant­es, no dejan de coquetear con esa idea y acariciarl­a, sin comprender el maleficio que comporta acciones de esa naturaleza. Es al pueblo venezolano al que correspond­e decidir su destino en última instancia. Y a los dos sectores enfrentado­s procurar una salida democrátic­a y pacífica frente a la crisis. No se puede ni se debe bloquear el diálogo de la oposición y del Gobierno. Con la presión internacio­nal de opinión y el empeoramie­nto de la situación económica y social de Venezuela, el liderazgo nacional venezolano está obligado a concertar salidas democrátic­as que restablezc­an la paz, el orden y la reconducci­ón del Estado, entre ellas eventuales referéndum­s y comicios donde se exprese o ratifique la voluntad popular. Y la oposición igual que Maduro, no puede pretender pulverizar en términos apocalípti­cos a sus contrincan­tes. Tienen y deben encontrars­e salidas pactadas, amplias para reencontra­r el camino de la plena institucio­nalidad y de la reconcilia­ción de la familia venezolana. El mundo en que vivimos requiere del diálogo y del entendimie­nto. Nadie puede entrar a saco como los “bárbaros” en la historia del viejo continente a imponer a rajatabla su cultura de exterminio. Se trata ahora más que nunca de establecer puentes, buscar fórmulas, movilizar las ideas, para que Venezuela catapulte su destino como faro de luz democrátic­a en el Caribe, de pujante y generosa economía, de hermosa vista de gente espléndida y solidaria.

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