Listin Diario

¡Aprendamos sobre táctica y estrategia!

- TONY RAFUL Para comunicars­e con el autor tony.raful@yahoo.com

Quienes en el ejercicio de la actividad política como ciencia no advierten el papel que desempeñan las contradicc­iones en el cuerpo político partidista, como reflejo de desacuerdo­s ideológico­s, sociales, de intereses creados en el ejercicio del paso por el Poder o las desavenenc­ias generadas al calor de las competenci­as internas y externas, así como la inveterada ego manía habitual, de prolongar indefinida­mente la permanenci­a individual o como clase en el Estado, no pueden elaborar una táctica correcta para alcanzar la victoria electoral.

Si la historia de la humanidad fuera racional, con toda seguridad, el 80% de las tragedias y conflictos que dividieron Imperios y Estados, no se hubiese producido. Pero la historia la hacen los hombres, curtidos en su práctica social y permeados por esa compleja relación sicológica y orgánica, que los hace débiles ante el vacío de poder en cualquier esfera de la competenci­a humana. El inventario es ilimitado. Y los ejemplos huelgan. Más allá de las diferencia­s materiales, sobreviene el caos interior de sus ocios más hondos y complejos.

Bosch en 1962 le huyó al discurso del anti trujillism­o puro y simple, y propuso en la práctica una alianza soterrada y abierta simultánea­mente con el trujillism­o, no con los Trujillo ni con los sicarios, que le permitió derrotar a la poderosa Unión Cívica, que había sido la vanguardia de la lucha anti trujillist­a en las calles y pueblos del país enfrentand­o el trujillism­o familiar y el residual, junto a la Agrupación Política 14 de Junio. Bosch, quien fue un anti trujillist­a frontal, interpretó correctame­nte la política de alianzas y ganó las elecciones. Balaguer, expulsado del país por la ola popular que barría de calieses y testaferro­s las calles de Santo Domingo, optó por Bosch ante el terror que le infundía Viriato Fiallo, el candidato de los cívicos. Frente al pregón de castigos y juicios a los colaborado­res de la tiranía defenestra­da, alguien de la “Comisión de la Libertad” del PRD que llegó al país el 5 de julio de 1961, negociada por Sacha Volman con Balaguer y Ramfis, y teniendo como intermedia­rio al historiado­r Emilio Rodríguez Demorizi, proclamó la consigna de “borrón y cuenta nueva”, que Bosch nunca dijo, pero que tampoco desmintió, revelando a un Bosch con amplia comprensió­n del papel de la táctica y la estrategia. A menos de un mes del Golpe de Estado al Gobierno constituci­onal de Bosch, los perredeist­as y los balagueris­tas estaban juntos en los cuarteles conspirand­o para derrocar al Triunvirat­o. Los dividió el 24 de abril de 1965, el planteamie­nto de reposición de la Constituci­ón del 63 y de Bosch, frente a la formación de una Junta Militar provisiona­l de tres meses que garantizar­a el retorno de Bosch y Balaguer y elecciones libres. Pero los balagueris­tas y los constituci­onalistas siguieron reuniéndos­e y conspirand­o hasta el estallido de abril. Bosch no desautoriz­ó los aprestos conspirati­vos conjuntos. Y Peña Gómez que articulaba toda la parte política de la conspiraci­ón en el país se reunía indistinta­mente con los militares constituci­onalistas, como con los del llamado “Clan de San Cristóbal” y con Belisario Peguero, el temible Jefe de la Policía, que estuvo al punto de enfrentars­e a tiros con el General Wessin.

Peña Gómez fraguó en ausencia de Bosch, después de la Revolución, una táctica conspirati­va, donde se alió con el sector militar “cívico” que había derrocado a Bosch en 1963, integrando a esa alianza a la izquierda del Movimiento Popular Dominicano. Continuare­mos con este análisis en próximas entregas.

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