Aumenta el nativismo en Suecia con engaño
RINKEBY, Suecia — A Johnny Castillo, un vigilante de barrio, de origen peruano, en este distrito de Estocolmo, aún le desconciertan los extraños sucesos que hace dos años convirtieron a la plaza central de esta comunidad de inmigrantes, en un símbolo del multiculturalismo fuera de control.
Primero fue un comentario del presidente Donald J. Trump, sugiriendo que el historial de Suecia de dar la bienvenida a los refugiados era la raíz de un ataque violento en Rinkeby, la noche anterior, aunque en realidad no había ocurrido nada.
“Vean lo que sucedió anoche en Suecia. ¡Suecia! ¿Quién lo creería? ¡Suecia!”, dijo Trump a los simpatizantes en un mitin el 18 de febrero de 2017. “Los admitieron en grandes cantidades. Y están teniendo problemas como nunca pensaron que fuese posible”.
La fuente del presidente: Fox News, que había obtenido un extracto de un cortometraje que promovía una imagen distópica de Suecia, como víctima de sus políticas de asilo, con “zonas peligrosas”, agobiadas por la delincuencia en vecindarios de inmigrantes.
Pero dos días después, mientras las autoridades suecas se burlaban de Trump, algo sí ocurrió, de hecho, en Rinkeby: hombres enmascarados atacaron a los policías que hacían un arresto relacionado con drogas, lanzándoles piedras e incendiando vehículos.
Alrededor de ellos, según Castillo y otros testigos, aparecieron equipos de la televisión rusa, que ofrecieron pagarles a los inmigrantes “para ocasionar problemas” frente a las cámaras.
“Querían demostrar que el presidente Trump tiene razón sobre Suecia, que la gente que viene a Europa son terroristas y quieren perturbar a la sociedad”, dijo Castillo.
Esa retórica nativista —que los inmigrantes están invadiendo la patria— ha ganado cada vez más terreno, y aceptación política, en todo Occidente, en medio de trastornos provocados por enormes olas de migración de Medio Oriente, África y Latinoamérica. En su forma más extrema, hace eco en el manifiesto en internet del hombre acusado de asesinar a 22 personas, el 3 de agosto en El Paso, Texas.
Lo más impresionante es cuántas personas en Suecia —la hospitalaria y progresista Suecia— parecen estar empezando a acoger la opinión de los nacionalistas: que la inmigración ha traído crimen, caos y un desgaste de la preciada red de seguridad social, sin mencionar el desvanecimiento de la cultura y la tradición nacional.