El dios pétreo de Newton
Si usted centra su atención en la magistratura que da forma a los olores, y es usted un entendido en perfumes, se dará cuenta de que los olores tienen clase cuando, únicamente, el hombre los domestica para venderlos presentándolos como vitales formas de orden completamente comercial.
Los olores que transitan silenciosos por las reatas de los viejos parques, percibidos por aquellos transeúntes que ya saben donde habitan y cuando comienzan a efersvecer, están acurrucados en flores y son los protectores de néctares misteriosos que, concentrados, producen sexualidad subliminal, desde estambre, a las mariposas de corta vida y vuelo que apenas inaugurado las obliga al a posarse para descubrir donde las estrellas desovan, donde cada polvo de un polen que vuela hacia todos los mundos creados por el big-bang, se oculta para contribuir con su gracia a la vida que, convertida en polen, garantiza, a su modo, la evolución y el crecimiento.
Lo dicho antes parece provenir de un experimento alquímico de los que llevo a cabo en mi laboratorio particular. Pero no, es solamente un trozo de imaginación rodando hasta chocar con otros pensamientos que nunca serán considerados absurdos por ser de quienes proceden.
Ayer, buscando lectura, me sorprendió en la Librería Cuesta, un libro que contiene muchas formulas alquimistas de Newton, y donde la creencia esotérica mezclada con convenciones de origen natural, nos revela un Newton menos ligado a las formulas y experimentos científicos, dando cabida a la mezcla de razones puramente consideradas casi mágicas, en las que los elementos de una química supersticiosa se presentan como una verdad que nada tiene que ver con las razones matemáticas, mecánicas, que se derivaron del descubrimiento de la gravedad, mientras el autor de Opticks y de los estudios que dieron con la gravitación universal, era también el autor de poemas donde expresaba sus creencias sobre la transmutación de los metales, las influencias astrales en la conducta del destino humano, y los resultados de la cábala sobre el pensamiento.
Sobre lo que Isaac Newton llama, por ejemplo “la piedra vegetal” existen las condiciones esotéricas que dan a la misma suficiente fuerza para el desarrollo de la naturaleza de los vegetales, obrando maravillas, sobre los mismos y “TODO LO QUE PUEDA INCREMENTAR SU TAMA— O”: es esta una de las tres piedras con poderes, alguna de las cuales tiene imperio, dominio, para evitar que el ser humano sea influenciado o “atacado por un espíritu maligno”.
Los editores de la casa Hermida Ed. Afirman que “es abrumadora” la cantidad de páginas del genio inglés, sobre alquimia. Afirman que Newton escribió diez veces más sobre las ideas de sus experimentos y resultados alquímicos que sobre las ciencias empíricas. Una buena parte de su pensamiento procedía de fuentes medievales y concepciones supersticiosas. Newton tenia un pie en las escalinatas de “la edad de la fe”, y el otro en los peldaños de “la edad de la razón”, para utilizar el viejo esquema de Will Durant.