Causa y efecto de un juego limpio con la democracia

La democracia subsiste sobre la base de dos valores fundamentales: la vigencia de las libertades públicas y el respeto a las instituciones que regulan la coexistencia entre los ciudadanos.

Una característica esencial de este sistema es que otorga a la voluntad popular, libérrimamente expresada, el poder de elección de las autoridades que conforman los tres pilares del Estado: el Ejecutivo, el Legistativo y el Judicial, guardianes del orden institucional. Los dominicanos acaban de poner a prueba esta herramienta legal que les brinda la democracia al concurrir a las primarias de dos grandes partidos políticos, el de la Liberación Dominicana y el Revolucionario Moderno, utilizando por primera vez el sistema de voto electrónico.

Aunque no sufragó en ellas la mayoría de los ciudadanos aptos para el voto que figuran en el padrón de ambos partidos, por lo menos un buen porcentaje cumplió con su deber en un ambiente cívico y evidentemente sin muchos tropiezos para experimentar el nuevo sistema.

Un deber de transparencia obliga a la JCE a revisar los aspectos cuestionados del proceso para esclarecer dudas y aprehensiones que pudieran afectar, en el futuro, la confiabilidad del sistema.

Una crisis no resuelta en el PLD puede dar lugar a su división y al surgimiento de una tercera y nueva vía que, como fuerzas de relevo, procuren capitalizar las aspiraciones de cambio y de fortalecimiento de la democracia que la sociedad ha ido construyendo a lo largo de cinco décadas, con recaídas y resplandores.

Para que este sistema prevalezca, es importante el juego limpio con la democracia, basado en la transparencia, el consenso y el respeto a la voluntad popular, donde quiera que esta se exprese.