Libros y amistad “Entrelazando vida y ficciones”

Cada lunes, desde hace doce años, este grupo de mujeres de diferentes edades y profesiones se reúne para profundizar en el conocimiento de la literatura y crecer como personas

La Generación Encontrada” es el nombre que rondaba en la cabeza de María Amalia León de Jorge, mientras entre todas las integrantes del grupo buscaban las palabras idóneas que las significara en el inicio de su trayectoria en 2007. “Es una parodia aspiracional de la Generación Perdida” (expresión acuñada por la autora Gertrude Stein para los escritores estadounidenses que, tras la Primera Guerra Mundial, se congregaron en París, como John Steinbeck, Hemmingway o Fitzgerald); nombre que este grupo de dieciséis mujeres lectoras supo hacer suyo porque, como bien nos cuentan, hay un abanico generacional que va desde las más jóvenes, a las que bautizaron como “las colágeno, llenas de una energía vital contagiosa”, hasta las mayores que constituyen una referencia, pues poseen “la sabiduría exquisita que sólo dan los años”.

“La Generación Encontrada” nació una tarde en la que su fundadora, Claudia Cabral, decidió invitar a sus amigas y organizar una clase de literatura impartida por la reconocida profesora, Ingrid Grullón, a quien afirman estar “profundamente agradecidas”.

Aquella primera reunión, que todas recuerdan como “mágica y multiplicadora”, le insufló el deseo de seguir disfrutando del conocimiento que aporta la buena literatura. Desde entonces, se reúnen todos los lunes, a las seis de la tarde, en la casa de Rosario Bordas de Schad para iniciar su liturgia literaria: celebrar primero el reencuentro, acomodarse alrededor de la mesa e iniciar su particular banquete de palabras. “Buscamos profesores dependiendo del módulo que vayamos a estudiar, por lo regular, de cuatro o cinco clases”, nos cuentan, agregando que, guiadas por los docentes, analizan el tema a profundidad y “lo desmenuzamos con la libertad y espontaneidad de expresar un ¡no entendí!”.

En “La Generación Encontrada” se estudian todos los géneros literarios: la novela, “que enfatiza que lo creíble de las narraciones este en los detalles que, inadvertidos por el ojo ordinario, se excepcionalizan mediante la palabra escrita”; la poesía, “que apuesta a ese menos por más, a ese contener en esencias, al néctar de los sentimientos”; el ensayo, “que procura conectar conocimientos que nos ayuden a entender las diferentes dimensiones del mundo”; y el teatro, “la intimidad de diálogos y voces para que desde un auditorio se puedan vivir esas catarsis o esa emoción que sigue siendo un gran misterio: la risa”.

Son muchas las anécdotas que este grupo de amigas lectoras ha ido acumulando a lo largo de estos doce años de lunes y libros: se disfrazaron de damas de la corte para sorprender a una de sus miembros, María Teresa Ruiz de Catrain, quien se emocionó al escuchar extractos de su libro A mi hijo Diego en las voces de sus compañeras; convidaron a un actor para interpretar una parodia de El Quijote adaptando el texto a cada una de las integrantes del grupo; le concedieron la orden de Caballero a uno de sus profesores; invitaron músicos, poetas, artistas en general “para completar este espacio literario tan nuestro y tan único”. Pero, subrayan al unísono, lo más importante, lo que prevalece y las mantiene fuertes y unidas es la amistad, que se traslada a los eventos y actividades que tienen lugar fuera de su mesa de siempre, “para apoyarnos y darnos un abrazo fuerte aunque no sea lunes”.

Literatura japonesa

El lunes pasado asistimos como invitadas al cierre del ciclo sobre literatura japonesa dirigido por la experta Julia Castillo.

Rosario Borda de Schad nos introdujo a su profesora, la directora del Centro Cultural Perello que, siguiendo la tradición nipona de jerarquía vertical en la gerencia y como buena maestra “Senpai”, se hizo acompañar por su joven discípulo cultural, el “kohai” Christopher Sánchez.

Gran conocedora de la cultura japonesa, Julia Castillo seleccionó los libros

Kokoro, de Natsume Soseki, el escritor más leído de su país y considerado el padre de la novela japonesa moderna, y Mil grullas de Yasunabi Kawabata, el primer japonés en obtener el Premio Nobel de Literatura.

Tras compartir varias sesiones, en este módulo de estudio literario el grupo pudo ahondar en la idiosincrasia nipona y el poderío psicológico de las obras, adentrándose en el momento histórico en el que fueron escritas.

El cierre estuvo lleno de sorpresas, ya que coincidió con la celebración del cumpleaños de la anfitriona. La tradicional ceremonia del té y el debate sobre los temas inherentes a la sociedad japonesa tales como el suicidio en el hombre, la subordinación de la mujer, la seducción, manipulación, el aislamiento, la soledad y el culto a la excelencia, estuvieron amenizados por el canto del “cumpleaños feliz” a Rosario Borda de Schad y la degustación de un delicioso pastel en un ambiente de cariño y amistad. Prueba fehaciente de que en “La Generación Encontrada” se entrelaza la vida con la ficción.