Suscita una rebelión en Egipto con videos
BARCELONA, España — Desde el exilio autoimpuesto de Mohamed Ali a 40 kilómetros, aproximadamente, en las afueras de Barcelona, el ex contratista de construcción para el ejército egipcio afirma tener información sobre cuán corrupto es realmente el gobierno de su país.
Desde septiembre, cuando empezó a publicar videos en internet donde denunciaba la corrupción, ha logrado detonar inusitadas protestas contra el régimen represivo del presidente Abdel Fattah el-Sisi.
Pero su inesperado éxito también ha generado especulación sobre el propio Ali —quién es, quién podría estar detrás de él y si es una herramienta de los oficiales militares de alguna otra rama de los servicios de seguridad, a los que les gustaría ver a El-Sisi fuera del poder, o de la Hermandad Musulmana.
Las protestas evidentemente han sacudido al régimen de El-Sisi, que ha emprendido una fuerte represión. “Nadie puede derrocar al presidente en un mes, pero en tres o cuatro meses, sin duda, puede hacerse”, indicó Ali. “Cuando un gobierno comienza a temblar, significa que es débil”.
Comentó no tener ambiciones políticas personales y negó recibir apoyo de alguna fuerza de la oposición. “Para que Egipto esté bien, hay que deponer a El-Sisi”, afirmó. “No quiero que el ejército o la Hermandad Musulmana asuman el poder, sino un ciudadano, alguien del pueblo”.
Ali ha publicado más de 50 videos en línea. En ellos, ha detallado la corrupción y la mala gestión de fondos estatales, que según dijo se llevaron a cabo bajo la estrecha vigilancia de El-Sisi y sus aliados.
Señaló que El-Sisi había gastado millones de dólares en construir palacios nuevos, en un momento, en el que muchos egipcios luchaban bajo las medidas de austeridad impuestas por su gobierno.
Las acusaciones de corrupción no son nada nuevo en Egipto, señaló Dalia Fahmy, profesora de política de la Universidad de Long Island, en Nueva York. Pero el tipo de corrupción que denuncia Ali es diferente. “Que el egipcio promedio vea que lo fondos estatales son malversados para financiar la construcción de casas de lujo para el presidente y su familia durante una época de austeridad, parece ser una herida más profunda que la revelación de corrupción gubernamental”, señaló.
Ali comentó que sabía que el sector de los contratistas involucraba “dinero pagado por debajo de la mesa”, pero no a la escala que descubrió bajo el mandato de El-Sisi.
En un discurso reciente, El-Sisi defendió la construcción de palacios, al decir que “nada está a mi nombre. Está a nombre de Egipto”.
Ibrahim Halawi, docente en relaciones internacionales de Royal Holloway, en la Universidad de Londres, dijo que era “muy complicado descubrir la verdadera intención de Ali, pero es difícil ignorar su historial de alianzas con negocios a gran escala vinculadas al ejército.
“No creo que tenga ambición política”, indicó Halawi. “Es más probable que sea venganza personal, en vista de su énfasis en el propio El-Sisi, y en gran parte ofrecer disculpas con respecto al establishment militar”
Ali insistió en no estar motivado por la venganza, aunque afirmó que las autoridades egipcias le debían alrededor de 13.5 millones de dólares por obras de construcción sin pagar.
Los videos han detonado amenazas de muerte directas, según Ali, así como una oferta de recompensa monetaria de un magnate saudita para quien sea que lo mate.
“Creo que la policía y el gobierno son buenos en España y nadie me devolverá a mi país, pero le temo a la mafia, que pueda pagarle a alguien para matarme”, confesó.