Tropieza la urbe del futuro de Google
TORONTO — El anuncio era suficientemente importante para que el primer ministro Justin Trudeau volara a Toronto para hacerlo. Una hermana corporativa de Google había sido seleccionada para transformar a una antigua zona portuaria de Toronto, en una ciudad de alta tecnología del mañana.
Pero casi de inmediato, el proyecto —que combinaba construcción ambientalmente avanzada con un plan de sensores para monitorear los movimientos y acciones de los residentes— se encontró con una oposición. Los detractores lo retrataron como una receta para una distopía urbana centrada en la vigilancia y controlada por una corporación, y se oponen a la entrega de los espacios públicos para una de las compañías más ricas del mundo.
Ahora, casi dos años y medio después, los opositores han demostrado que es posible enfrentarse a Google y salir triunfador.
Después de decir que había subestimado las preocupaciones de privacidad, en torno a su plan original, Sidewalk Labs, la compañía hermana de Google, ha emprendido la retirada. Hace poco, dio a conocer detalles de un plan reducido junto con nuevas protecciones de privacidad. Pero algunos detractores siguen sin estar convencidos. Waterfront Toronto, un organismo del gobierno, anunciará en mayo si el proyecto seguirá adelante.
“Les ha salido el tiro por la culata”, expresó Jim Balsillie, uno de los principales críticos del plan, que como subdirector ejecutivo de Research in Motion ayudó a convertir al BlackBerry en un smartphone exitoso, y a sí mismo, en uno de los nombres más importantes de Canadá en el sector tecnológico. “Nos estaban embaucando como si fuésemos un conjunto de inocentes coloniales”.
La historia de cómo es que Toronto hizo retroceder el plan de Google es un relato de residentes locales, que se enfrentaron a un coloso. Pero también refleja una resistencia creciente en todo el mundo, contra las grandes corporaciones de tecnología, que se ha acelerado desde que Sidewalk Labs presentó su propuesta.
El mensaje de Balsillie y otros es determinante: argumentan que la inversión extranjera para tecnología en Canadá extrae conocimientos del país, lo que crea una fuga en la economía. Balsillie describió el plan de Sidewalk en Toronto como una acción de Google para utilizardatos de las vidas de la gente en el mundo físico, de la misma forma en que ahora explota sus vidas en internet —una afirmación que Sidewalk niega enfáticamente.
El proyecto, conocido como Quayside, surgió cuando Waterfront Toronto creó una competencia en 2017 para reurbanizar una parcela de cinco hectáreas, de lo que había sido la ribera industrial de Toronto, a lo largo del lago Ontario.
Sidewalk, fundada por Google en 2015 para desarrollar tecnologías que mejoren la vida urbana, ganó la competencia.
Es una ciudad del futuro: se construirían rascacielos. Las ciclovías derretirían la nieve. Los toldos gigantescos resguardarían a los peatones. Los sensores rastrearían movimientos para optimizar todo, desde semáforos hasta ejércitos de robots subterráneos, entregando paquetes y tirando la basura.
Los críticos rechazaron la premisa de Sidewalk de que los algoritmos, en lugar de la política, son la mejor forma de diseñar y gestionar una ciudad. Y algunos argumentaban que el proyecto al parecer es un medio para promover conceptos como los vehículos autónomos y otros intereses de Google.
Dan Doctoroff, director de Sidewalk, disputó el argumento de Balsillie, de que el proyecto era una forma para que Google utilizara datos del mundo físico, como hace en internet. Finalmente, Sidewalk propuso que la propia Waterfront
Toronto estableciera las normas con respecto a la utilización de datos y que la información fuese almacenada en un “fideicomiso de datos” abierto y manejado por la agencia.
Sidewalk, de hecho, tiene partidarios, entre ellos Richard Florida, profesor de estudios urbanos de la Universidad de Toronto. “Cuando voy a ciudades estadounidenses la gente me dice, ‘por favor, tráiganlo aquí, ¿podríamos tenerlo aquí, por favor?’”, señaló. Pero Balsillie discrepa. “El llamado que he hecho es a reiniciarlo y hacerlo bien”, indicó.
Preocupaciones de privacidad, en torno al plan para Toronto.