Pescadores son una amenaza en Alaska
Los habitantes de Cordova, Alaska, habían sorteado la pandemia del coronavirus sin casos y en la comodidad del aislamiento —un pueblo costero sin acceso por carretera en un estado, con una de las cifras de contagios per cápita, más bajas de Estados Unidos.
Sin embargo, en el transcurso de las últimas semanas, han comenzado a arribar cientos de embarcaciones de pescadores para la temporada veraniega de mariscos.
El frenesí de la pesca se inició el 14 de mayo, al abrir la temporada del afamado salmón del río Copper, cuyos filetes pueden alcanzar un precio de alrededor de 160 dólares por kilo en el mercado. Antes de la pandemia, la pesca de Cordova era transportada fresca por aire para su entrega a restaurantes costosos.
Sin embargo, el pueblo de 2.000 habitantes se ha empeñado recientemente en unos debates sobre si de debe permitir siquiera
Con el primer vuelo llegó el primer caso a un pueblo remoto.
una temporada de pesca y cómogestionar una afluencia de personas que duplica su población. La mayoría de las tripulaciones pesqueras trabaja en espacios reducidos en los botes o duerme en literas hacinadas en las plantas procesadoras.
“Mi preocupación es que están esperando lo mejor, sin haber planificado lo peor”, dijo Sylvia Lange, que dirige un restaurante y un hotel en Cordova, en la bahía Prince William Sound.
Alaska ha enfrentado una serie de golpes económicos. Su industria principal, petróleo y gas, ha sufrido por el desplome en los precios petroleros y por los despidos. El turismo parece estar en peligro, con los cruceros cancelando los viajes. Ahora peligra la industria estatal de los mariscos de 5.600 millones de dólares.
Los centros procesadores de pescado, a menudo, están tan atiborradas, como las plantas procesadoras de carne en todo EUA, que se han visto afectadas por el coronavirus. Cordova está polarizado. La pesca es su sustento, pero ¿cuántos casos de coronavirus puede darse el lujo de tener un pueblo pequeño?
El alcalde Clay Koplin intentó tranquilizar a la comunidad: aunque seguiría adelante la temporada de pesca, la ciudad estaba lista con diversas estrategias para poner en cuarentena a los recién llegados, mantener el distanciamiento social y contener los nuevos casos que surgieran, explicó en un informe reciente en la radio.
El primer caso se presentó dos días después: un trabajador que había llegado por avión procedente de Seattle. Los funcionarios de salud han rastreado y le han aplicado pruebas a todos los que entraron en contacto con esa persona y ahora creen que el caso está contenido.
Sin embargo, con más de 50 trabajadores llegando a diario, las pruebas han sido almacenadas. La gente que se descubra infectada será puesta en cuarentena o retirada de la ciudad.
En Alaska, la pandemia de la influenza de 1918 provocó muertes generalizadas, particularmente entre los indígenas de Alaska. Lange comentó que ella y otros indígenas de Alaska han hablado hace poco sobre los riesgos de otra pandemia.
La estrategia de Cordova involucra protocolos estrictos. Los trabajadores que arriban deben ser puestos en cuarentena durante 14 días. Se les tiene que revisar la temperatura dos veces al día y reportar cualquier síntoma. La gente en el pueblo debe usar mascarillas y respetar el distanciamiento social.
Rich Wheeler, que gestiona una planta procesadora, explicó haberles indicado a sus trabajadores que deben permanecer en las instalaciones, durante todo el tiempo que estén en Alaska. Expresó que las compañías no querían ser “parte del problema”, y que también enfrentarían sus propios retos, si el virus se propagaba en sus plantas.
“Sería muy catastrófico”, aseguró.