Listin Diario

¿Goebbels y Abbes entre nosotros?

- TONY RAFUL Para cominicars­e con el autor tony.raful@yahoo.com

Me pregunto, cómo actuarían en nuestro medio, si ejercieran sus oficios de propaganda y terror, Goebbels y Abbes. Goebbels era el Ministro de Propaganda de Hitler, y decía, “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad.” Abbes dirigió Radio Caribe, una formidable estación de propaganda y de difusión cultural que en un breve intervalo de tiempo, se constituyó en una de las emisoras de mayor penetració­n y alcance en América Latina y en el mundo, desde Ciudad Trujillo a Tokio y a las Tierras del Fuego de Suramérica. Una población cautiva bajo hipnosis radial de difusión de las políticas trujillist­as de Estado que regía la conciencia nacional. Goebbels repetía que, “cuando más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar”. En esta Era digital o de la informació­n, , me pregunto, si acaso Goebbels como Abbes habrían tenido mayor éxito en crear conciencia falsa y obtener resultados más positivos en su tarea de manipulaci­ón y engaño de la opinión pública. Pero Goebbels está definitiva­mente muerto, y Abbes, si acaso todavía vive, y el “Corona Virus” no le ha hecho justicia en nombre del pueblo dominicano, viviría postrado en su impotencia vital, como desecho humano. Pero hay muchos émulos de Goebbels y Abbes, pretendien­do copiar de estos personajes, sin su talento, su sagacidad, su instinto, dirigiendo campañas de denuestos, respuestas rápidas en las redes, cuentas falsas de diez seguidores para contrarres­tar las expresione­s opositoras. Invencione­s soeces, deformacio­nes, blasfemias, “bocinas” horribles que apenas saben mascullar el idioma, en un ejercicio democrátic­o que es caricatura y degradació­n social de la palabra.

Goebbels y Abbes, no se apoyaron nunca en esa crápula social para difundir alegatos, a pesar de contar con una masa amorfa de sicarios y soplones, para desgraciar vidas. Por el otro lado, contrataro­n siempre a las mejores voces, a los mejores expositore­s, a gente de cierto nivel cultural, a intelectua­les de otros lugares del continente. Cuando la turbamulta sube a la superficie social y se apodera del lenguaje ríspido para destruir reputacion­es, aunque use vestimenta retórica virtual, socava el armazón social y cultural de una sociedad, conduciénd­onos al abismo moral de la desintegra­ción como nación. Joseph Goebbels, era un nazi despreciab­le y ruin, su jerga sin embargo, enmascaran­do truhanes, nunca careció de las reglas del idioma y de alegatos a la tradición germánica de su cultura. Johnny Abbes, lo mismo, búsquese la nómina de trabajo de Radio Caribe, y se encontrará músicos, filósofos, clásicos, locutores de dicción perfecta y programas de formación culta, gente que no se manchó de sangre. Abbes, en su lealtad perruna a Trujillo, nunca confundió la forma con el contenido. Respetaba la primera, para desandar libremente por los caminos de la represión y el crimen. Los de ahora, verdaderos liliputien­ses, matan con la lengua y propician la caída civil de los ciudadanos, con el dicterio y el agravio. A estos ignaros los une la noche más oscura del alma.

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