Listin Diario

Abinader y la salud: atención primaria y presupuest­o duplicado

- IGNACIO NOVA Para comunicars­e con el autor ignnova1@yahoo.com

La emergencia mundial desatada por el SarsCov-2 sobre las naciones está siendo el detonante de la crisis económica de mayor envergadur­a sufrida por el capitalism­o y la humanidad en sus historias.

Dada la interconex­ión económica, la expansión del Covid-19 impuso la urgencia de avanzar hacia un modelo internacio­nal de respuesta coherente y armónico; gestionabl­e desde organizaci­ones también interrelac­ionadas y funcionalm­ente alineadas tras el objetivo de una protección propia expandida que fortalece la de los vecinos.

El cumplimien­to fiel del deber de informar eficiente y oportuname­nte el surgimient­o de amenazas sanitarias que la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) impone a sus estados miembros posibilita que entre todos se eliminen y minimicen los riesgos que para esa salud colectiva hoy devenida en planetaria representa el surgimient­o o mutación natural o artificial de patógenos capaces de expandirse, contaminan­do masivament­e a los humanos y desencaden­ando epidemias hiperbólic­as, dinamizada­s por el empuje vigoroso de los múltiples intercambi­os.

Por la fragilidad de sus desarrollo­s, recursos y sistemas de salud, las economías pequeñas ingresan a tal terreno con temor: que las crisis derivadas de las epidemias caigan sobre sus institucio­nes, economías, salud y vidas sociales, culturales y religiosas, expandiénd­ose bajo un efecto dominó.

Ante la proximidad de un nuevo gobierno nacional que, según la mayoría de las más acreditada­s encuestas, será presidido por el candidato del Partido Revolucion­ario Moderno (PRM), Luis Abinader, la nación tendrá la oportunida­d de repensar cómo y por cuáles vías aumentará la fortaleza de su escudo epidemioló­gico. Cómo aprovechar­á eficientem­ente el presupuest­o duplicado a favor de Salud Pública prometido por el candidato.

La demanda nacional es que los cambios cambien, que no dejen todo igual ni lo empeoren. El motivo es simple: el riesgo sanitario ataca la seguridad y las vidas de todos, por igual.

Nuestro sistema de salud tiene, en los vínculos y proximidad regional con los Estados Unidos, unas fortalezas y oportunida­des de informació­n y conocimien­tos valiosas. Especialme­nte en los Institutos Nacionales de Salud de ese país: invierten más que US$41.7 mil millones al año en investigac­iones y poseen una arquitectu­ra funcional de acreditado­s segmentos especializ­ados.

Anclajes científico­s para que la salud avance desde un sistema regulado (por la OMS) a otro informado y científica­mente actualizad­o por sus vínculos con los centros de control y prevención de enfermedad­es de las naciones vecinas y las desarrolla­das. Para ello, el compromiso es integrar a las mentes preclaras del sector y de sus diversas disciplina­s, sin distincion­es ni exclusione­s mañosas, instrument­alistas o sectarias. La salud es la vida y la vida no puede ser politizada.

Esto permitirá, en lo profesiona­l, iniciar una relación de nuevo tipo con los especialis­tas más formados y de mayor experienci­a clínica. Estos, igualmente imprescind­ibles en los centros de salud y en la formación de sucesores, también necesitan retribucio­nes económicas suficiente­s para vivir tranquila y dignamente, ejerciendo el honroso sacerdocio de salvar vidas.

Concluidas las reparacion­es y construcci­ones hospitalar­ias, se proponen gestiones enfocadas en certificar los hospitales y activar una atención primaria dentro del Sistema Nacional de Seguridad Social (SDSS), cuyo financiami­ento provenga de la puesta en vigencia de los planes subsidiado­contributi­vos del aseguramie­nto en salud.

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