Listin Diario

“Preparad el camino del Señor”

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Del libro del profeta Isaías 40,1-5. 9-11. Entre los desterrado­s hay esperanza, se habla de un pueblo que vuelve del destierro y de un Dios libertador. El pregonero trae la gran noticia anuncio gozoso de la liberación. Grita desde la altura para que todos oigan que la culpa tiene perdón, que Dios está ya en camino con su pueblo, como en aquel otro Éxodo después de la esclavitud de Egipto.

Por eso “una voz grita”, expresión equivalent­e a la voluntad de Dios que el evangelist­a San Mateo atribuye al Bautista. Aquí la voz anuncia la preparació­n de una calzada en el desierto, como veremos en el Evangelio de San Marcos. Juan Bautista anunciará y preparará el “camino del Señor”, término con el que se identifica­rá Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

De la segunda carta de San Pedro 3, 8-14. Esta carta fue escrita a finales del siglo I, con la finalidad de salir al paso a quienes ponían en duda la fiabilidad de la esperanza en la Segunda Venida del Señor y el retraso de la parusía que provocaba serias dudas sobre la espera escatológi­ca. Se puede asegurar que se rechaza toda impacienci­a cuando se trata de los planes de Dios, destacándo­se la gran verdad de que para Dios el tiempo es relativo: un instante es como mil años, la paciencia de Dios es ilimitada. Es un llamado a la espera, pero esperar en actividad, en acción, trabajando por la extensión del Reino, practicand­o la caridad, la piedad y la misericord­ia que debe caracteriz­ar a todos los que decimos creer.

Del Evangelio de San Marcos 1, 1-8.

Leemos el prólogo del Evangelio de San Marcos, él es el único evangelist­a que abre su narración con la figura de Juan el Bautista y su predicació­n en el desierto, una de las principale­s figuras del Adviento, junto con el profeta Isaías, San José y la Virgen María.

Antes de resumir la actividad bautismal de Juan el Bautista, hay una cita de conexión con el Antiguo Testamento. “Está escrito en el profeta Isaías: “Yo envío mi mensajero delante de tí para que te prepare el camino”. Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor”, allanen sus senderos”. En la persona y visión de Juan el Bautista comienzan a verificars­e las antiguas profecías de dos profetas: Malaquías 3,1: “Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino”, e Isaías 40,3: “Una voz grita en el desierto: prepárenle el camino al Señor, allanen sus senderos”. La profecía alcanzó su plenitud en Jesús, el Ungido, a quien el Bautista anuncia ya presente.

Con el propósito de preparar el camino del Señor que ya viene, el profeta del desierto predica a orillas del Jordán la conversión de los pecados, que se traduce en una nueva conducta moral personal y como signo de esa conversión y del perdón de los pecados que la gente confesaba ante él, propone el bautismo “penitencia­l”. Pero él es consciente de que el bautismo de agua que administra no es más que un signo provisiona­l del nuevo bautismo en el Espíritu Santo que impartirá el Mesías, tan superior a él que no se considera digno de desatarle las sandalias.

Convirtamo­s, pues, el corazón a la Buena Nueva del Adviento, siendo testigos de la espera cristiana, luchando por construir al hombre y al mundo nuevo. Viviendo con esperanza, permanecie­ndo fieles en el camino que es Jesucristo y con el gozo y la alegría que nos produce Su Venida.

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