¿Quién es el protagonista…?
Un punto determinante de mi conversión fue cuando hice un curso sobre el cristianismo. Fue la primera vez que comprendí a Dios como un Papá bueno, lleno de amor y ternura hacia mí. personalmente. Antes de eso sólo había conceptuado a Dios como amor, sí, pero también policía, juez, castigador”.
En una revista católica norteamericana leí que en cualquier proceso de conversión hay más de un protagonista, y hay otra historia oculta que no se toma en cuenta y casi nunca se relata, y es la de Jesucristo buscándonos a nosotros.
¿Somos nosotros los que encontramos al Señor y nos convertimos…, o más bien será Él quien nos encuentra a nosotros y nos mueve a una mayor cercanía y amistad con Él...? ¿Quién es el principal protagonista…?
San Juan Bautista nos llama a la conversión: “Preparemos el camino del Señor” y que “enderecemos los senderos”. Y añade una frase impresionante:
“Ya viene detrás de mí uno mucho más grande que yo, ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias”. (Marcos 1,1-8).
“He visto personas llorando en Navidad” me dijo una amiga, y añadió “¿Cómo se explica esto?” “Creo,” le dije, “que la causa es que están pensando en sí mismas, y en sus fallos, y no en el Señor que viene hacia ellos con una sonrisa, y los brazos abiertos en plan de abrazo apretado”
Quien piensa en sí mismo está intranquilo, frustrado, triste. Sólo quien fija su atención en quien lo está buscando, tendrá paz, y quizás le conceda el Señor en estas navidades una experiencia única de gozo interior.
“Deje que Jesús lo encuentre, y usted se encontrará a sí mismo” La pregunta de hoy ¿Qué significa convertirse?
En el evangelio de Marcos 1,1-8, San Juan Bautista proclama: “Conviértanse, que ya llega el Reino de los Cielos.”
El evangelio de Marcos fue escrito en griego, y la palabra para decir “conviértanse”, es: “metanoia”, que significa “cambio” (meta), de “mentalidad” (nous). Así que convertirse quiere decir cambiar de mentalidad.
Santa Teresita de Lisieux afirma: “Recibí la gracia de salir de la infancia, en una palabra, la gracia de mi completa conversión”. (a 44v)
Así que “convertirse” significa recibir una gracia, un regalo, que nos hace posible cambiar de una mente infantil e ignorante a una mente adulta, más cerca de la verdad, de la libertad, y de la esperanza cierta.
Es manejar nuestra vida como adulto, dejando atrás nuestra inmadura mentalidad de niño asustado, escuchando a ese Amigo que nos acompaña, basado en la confianza y el amor.
Gran ganancia es perderle el miedo a Dios y dejarse encontrar por su Hijo Jesucristo.