Apuran extensión de muro fronterizo
DOUGLAS, Arizona — Hace cuatro años, el presidente Donald J. Trump asumió el cargo con la promesa de construir un muro imponente en la frontera de Estados Unidos con México, un símbolo de su determinación de detener la inmigración de países del sur y erigir una barrera que duraría mucho más que él.
El presidente electo Joseph R. Biden Jr. ha dicho que espera detener la construcción del muro fronterizo, pero la Administración saliente se está apresurando para completar la mayor cantidad posible del muro en sus últimas semanas en el poder.
El vertiginoso ritmo al que continúa la construcción casi asegura que el muro, independientemente de lo que decida hacer Biden, está aquí para quedarse durante el futuro previsible, estableciendo un legado polémico para Trump en lugares que fueron cruciales para su derrota.
En el sureste de Arizona, ranchero ha sido confrontado por ranchero y vecino por vecino. La región está surgiendo como uno de los últimos centros de construcción del muro de la Administración Trump al tiempo que equipos dinamiteros avanzan rápidamente por las remotas Montañas Peloncillo, donde ocelotes y borregos cimarrones deambulan por bosques de álamos y sicomoros.
“Los corredores de vida silvestre, la arqueología y la historia, todo está desapareciendo con las explosiones o ya está destruido”, dijo Bill McDonald, de 68 años, ganadero de quinta generación y exrepublicano de toda la vida que votó por Biden. “Tragedia es la palabra que uso para describirlo”.
Si bien el presidente electo ha dicho que detendrá la construcción de muro nuevo, otras prioridades de inmigración como poner fin a las prohibiciones de viaje, aceptar más refugiados y relajar las restricciones de asilo eclipsan los llamados a derribar partes ya construidas del muro.
Asesores involucrados en la transición, que hablaron bajo condición del anonimato, rechazaron la idea de que habría algún intento de desmantelar el muro, y un asesor calificó al muro como una “distracción”.
Los funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza aún se apresuran a cumplir con el mandato de Trump de 725 kilómetros de construcción de muro nuevo durante su mandato, casi duplicando la tasa de construcción desde principios del año. La Administración había construido casi 650 kilómetros de muro al 13 de noviembre.
Parte de la construcción más costosa e invasiva se despliega en el Cañón de Guadalupe, un hábitat tipo oasis para especies raras de aves, como el chotacabras tucuchillo y el tirano melancólico.
Hasta que aparecieron los equipos dinamiteros este año, el cañón era tan remoto —a unos 48 kilómetros de Douglas, la ciudad más cercana— que los ganaderos de la zona dicen que los cruces ilegales de migrantes eran extraordinariamente poco frecuentes.
“Esto no solo es desgarrador, sino totalmente inútil”, expresó Diana Hadley, cuyo rancho familiar incluye gran parte del Cañón de Guadalupe. Dijo que las barreras naturales habían servido desde hace mucho tiempo como freno contra los cruces en el área remota.
Estas opiniones críticas del muro distan mucho de ser unánimes en esta parte de la frontera. Un destacado partidario del muro es el alcalde republicano de Douglas, Donald Huish, cuya familia migró de México a EE. UU. después de la Revolución Mexicana.
“Habíamos llegado al punto de saturación de hallar a extranjeros ilegales en nuestros callejones traseros, y ahora esa situación ha cambiado”, dijo Huish.
Aun así, algunos dicen que es prematuro aceptar el muro.
Vicki Gaubeca, directora de la Coalición de Comunidades de la Frontera del Sur, dijo que la próxima Administración no solo podría detener la construcción, sino comenzar a derribar algunas secciones, particularmente las que son perjudiciales para las tradiciones indígenas o especies en peligro de extinción.
Pero aún si Biden quiere hacerlo, podría enfrentar retos logísticos y financieros, incluyendo cuotas de castigo por cancelar contratos.