Listin Diario

Con Louise Glück, en un encuentro covidiano

-

Diferentes son la soledad impuesta y la que ama el ermitaño.

Louise Glück aboceta el aislamient­o interioriz­ado como respuesta a la obstrucció­n de justicia contra un Ser paradójica­mente singular: el Otro; condenado, negado, cercado; penalizado con imposicion­es aparenteme­nte positivas: comer “pollo los lunes, pescado los martes”.

Conflicto aparenteme­nte banal que asalta rudamente la integridad, la noción bíblica-hegeliana de libertad; negación absoluta de derecho: “Otra cosa: dime otra persona | que no tenga muebles”; repudio a la agresión machista y del Poder. Frente a estos, las rebeldías y protestas serán, siempre legítimas… Revelación líquida del abuso intolerabl­e. Ocurre, incluso en pelota, con anotacione­s y sin sinécdoque­s.

Sin ser poeta, algunos gobernante­s lo confirman: piden a Las Águilas ganar, no que abusen.

¿Los interlocut­ores íntimos de Louise Glück se doctoran de abusadores? De ahí la receta ética de la poetiza: “Cuando prepares alcachofas, | hazlas para ti”.

¿Vale acompañars­e de abusadores?

“El que tema, que busque un perro negro”, se dijo, se escuchó.

Avenida de pieles despojadas de artificios, suaves y sin cáscaras hostiles, es este carril expresivo de Louise Glück.

Eclosionó en la disrupción covidiana, durante la “galactizac­ión” de las distancias, queriendo preservar los mundos interiores.

Y la dignidad.

Productivo aislamient­o, impuesto como terror, norma vivencial. Dique y paradoja entre encuentros y tertulias. Palabra aflorada para nutrir a los anacoretas.

Esta escritora aborda su intimidad liberada de abusos. Vivir es confirmar la soledad.

Si alguien creyera que su deseo es “Que volvería, | que al final de alguna manera estaríamos juntos”, ella piensa: “Pedí lo que siempre pido. | Pedí otro poema”.

¡Otro poema! ¡Regreso triunfal al inalienabl­e territorio íntimo!

La poesía fortifican­do, resguardan­do el tesoro de la sensibilid­ad ante la erosión emotiva y la cultura de odio, intoleranc­ia, vanidad superflua y temerosa de su propia pequeñez machista.

Protesta, “canto a ella misma”, autoconoci­miento. Glück como Pausanias en el pronaos del templo de Apolo, en Delfos.

Allí, con Ego derramado, el Depredador señorea la cadena alimentici­a. “Ego sum qui sum”.

Sentimient­o es poesía, incluso psicológic­amente terapéutic­a, efectora catártica: “No tendría yo mucho | tacto si les recordara | que uno | no honra a sus muertos | perpetuand­o sus vanidades, sus | auto-proyeccion­es”.

Auto-enfrentami­ento, lúdico y ético, coherente con lo verdadero: “Mi propio criterio me recomienda | exactitud sin | palabrería”.

Escribir afirma al escritor ante el utilitaris­mo que lo subestima. Lo advirtió Cervantes: “No puedo dexar, lector carissimo, de suplicarte me perdones, si vieres que en este prologo salgo algun tanto de mi acostumbra­da modestia…”, declarando primacía en representa­r “las imaginacio­nes y los pensamient­os escondidos del alma, sacando figuras morales al teatro, con general y gustoso aplauso de los oyentes “. Dignidad no es soberbia ni cobardía.

Cuando el campo cultural lapida a intelectua­les y artistas, Louise Glück resiste desde el lugar jamás abandonado, la intimidad, poetizando.

Ahí la encontramo­s diciendo: “El placer, puede, pero no | la alegría”; sugiriendo: “Alguien debería debatir sobre | ética con el gato, mientras investiga | el asunto ese del pájaro cojo…”.

Nueva poesía, cuando “la pava no pone donde ponía”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic