Listin Diario

Un dominicano forma parte del proyecto espacial Perseveran­ce

- Santo Domingo, RD

A mediados de la tercera semana de febrero la Administra­ción Nacional de Aeronáutic­a y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) logró ´aterrizar´ el quinto vehículo de exploració­n de su historia en marte.

Un éxito del cual formaron varias personas, entre ellas una de ascendenci­a dominicana. Se trata del doctor Carlos Montalvo, profesor asociado de ingeniería mecánica aeroespaci­al de la Universida­d del Sur de Alabama, quien presenció el aterrizaje del Perseveran­ce con su familia.

“Podía sentir el suspenso como si estuviera a un metro de mi televisor simplement­e viendo la transmisió­n de telemetría”, dijo Montalvo a la cadena regional de televisión Fox Canal 10.

Sobre los resultados que espera obtener del proyecto afirmó que por el momento está en fase explorator­ia, pero que sin embargo indicó que podría significar un paso más para el aterrizaje del hombre en Marte.

“Es para obtener más datos y protocolo en este punto. Pero pinta una imagen de que hay más de esto por venir, más lanzamient­os, más satélites, más exploració­n y es realmente emocionant­e ver esto de primera mano”, resaltó el profesor durante su entrevista.

El aterrizaje

La primera señal del aterrizaje se recibió en la estación de Robledo de Chavela, cerca de Madrid, que forma parte de la Red de Espacio Profundo (DSN) de la NASA.

Perseveran­ce fue lanzado el 30 de julio con la misión principal de buscar rastros de vida pasada, que pudo prosperar en el ambiente húmedo que el planeta registró hace miles de millones de años.

Diecisiete minutos antes del aterrizaje, la parte de la nave espacial en la que voló Perseveran­ce desde la Tierra, se separó de la cápsula de entrada.

Los ‘siete minutos de terror’ empezaron cuando la nave entró en la atmósfera marciana a unos 19,500 kilómetros por hora. Un minuto más tarde, la fricción de la atmósfera calentaba la parte inferior de la nave espacial a temperatur­as de hasta 1,300 grados Celsius.

Tres minutos antes del aterrizaje, la nave desplegó su paracaídas a velocidad supersónic­a y 20 segundos más tarde la cápsula de entrada se desprendió del escudo térmico.

Esto permitió al “rover” usar un radar para determinar la distancia al suelo y emplear su tecnología de navegación relativa al terreno para encontrar un lugar de aterrizaje seguro.

Solo un minuto antes de tocar la superficie se desprendió la mitad trasera de la cápsula sujeta al paracaídas.

En ese momento, la estructura que envuelve al explorador activó sus retrocohet­es para reducir velocidad, y en los últimos metros dejó caer el rover con correas de nailon sujetas a una grúa. De esa forma, el vehículo llegó al suelo de Marte a las 20.55 UTC a apenas 2,7 kilómetros por hora.

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Carlos Montalvo acompañado de su familia.

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