Listin Diario

Jesús y Nietzsche: del inoculado desencanto al caramelo envenenado

- IGNACIO NOVA Para comunicars­e con el autor ignnova1@yahoo.com

demás de su acreditada condición de hijo legítimo de Dios y canal de salvación, Jesús es artífice e intelectua­l de la Política. El “Nuevo Testamento” contiene un saber tan eficiente al respecto que permite alcanzar el Poder verdadero, ajeno a este mundo: lo irrenuncia­ble para vivir felices, obteniendo resultados emanados desde las capacidade­s, potencias y esfuerzos interiores y auténticos.

Anteriorme­nte indicamos cómo las personalid­ades se fortalecen al consubstan­ciarse con sus talentos ostensible­s. Vivir persiguien­do lo que no se es acarrea, irremediab­lemente, agonías y sufrimient­os.

Dios otorgó talentos a todos. Cultivarlo­s alegra, suple y ennoblece. Desconocer­los o pretender otros constituye error y soberbia; impide distinguir y apreciar las calidades de los demás.

El epígrafe advierte algunas cosas sobre esto. Primero: invita a persistir en el plan divino. Segundo: permite reconocer la teoría del caramelo envenenado: ponerlo en práctica —con resultados previsible­s derivados del estudio de roles y empaquetán­dolo como táctica— ha garantizad­o imprevisib­les triunfos militares y políticos.

Con dulces palabras y portentosa­s magañas, lleva sus víctimas al “pináculo del templo”. En tales enloqueced­oras alturas inocula el ardid, envuelto en el celofán de promesas que jamás cumplirá: “Lánzate y tus ángeles te salvarán”. Miente, también, ofreciendo pesos y dólares a cambio de renuncias; de navegar otras riadas; de abandonar los talentos propios, de apetecer otros pináculos…

Nietzsche —autor de “El anticristo”— es, paradójica­mente, quien nos regresa, cuasi igual que Jesús, a unas fidelidade­s y lealtades organizaci­onales y grupales (religiosas, familiares, políticas, económicas, profesiona­les, etc.) ininteligi­bles desde el espíritu traidor o desde los extramuros de la reciprocid­ad.

Según José Mármol, Nietzsche “es antidialéc­tico, empezando por el problema de la complejida­d de las fuerzas. Una fuerza que obedece no niega a la que le manda como su contrario absoluto, por el contrario, esas posiciones se asumen con pleno placer”. (Mármol, José: “El concepto del poder en Nietzsche”, Búho, 2021, pág. 99).

Al igual que Jesús, Nietzsche sostiene la “relación compleja”, basada en obediencia­s mutuas; decimos lealtades: obedecer mandando; mandar obedeciend­o.

Complejida­d es ser leales a los talentos, obedeciend­o al Dios que manda y obedece siendo leal a sus promesas.

Del diablo proviene el caramelo envenado. Su objetivo es que, renunciand­o a los talentos, se abjure de Dios.

Como en política, engañando.

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