“El Estado no tiene política territorial” ECOLOGÍA
Situación. El ambientalista Luis Carvajal sostiene que no hay en República Dominicana un solo río que no se encuentre en su naciente o en su cuenca media alta atravesando o adentro de una concesión minera.
El movimiento ambiental dominicano tiene en el biólogo Luis Carvajal a uno de sus más férreos activistas.
De hablar fuerte y directo “a la llaga”, el coordinador de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y miembro de la Academia de Ciencias de la Republica Dominicana aporta precisión y ciencia al tema de la defensoría de los recursos naturales.
En julio de 2020, antes de que las nuevas autoridades asumieran su gestión, la Coalición para la Defensa de las Áreas Protegidas de la República Dominicana, de la que Carvajal forma parte, planteó cinco prioridades a tomar en cuenta para mejorar la gestión ambiental.
Un año después, ¿cómo ve el ambientalista los resultados de la propuesta y cuál prioridad recomendaría actualmente asumir sin demora?
“Cerraba diciendo ese documento que había que poner atención especial al agua y que para poder atender el agua había que mirar el ordenamiento del territorio”, repasa Carvajal en el Encuentro Verde de Listín Diario.
Explica que, pese a que República Dominicana no tiene una ley de ordenamiento territorial, hay un ordenamiento táctico que está siguiendo simplemente una de tres situaciones: “en los entornos urbanos el valor inmobiliario de los espacios; en el entorno rural y de montaña el poder económico y político de quien lo pretende, y en el aspecto fundamental de los recursos, el poder político económico inlítica ternacional que manifiestan fundamentalmente las grandes mineras”.
“No hay en República Dominicana un solo río que no se encuentre en su naciente o su cuenca media alta atravesando o adentro de una concesión minera”, advierte.
Pone como ejemplo la controversia binacional que hay sobre la canalización por parte de Haití del río Dajabón o Masacre.
“El río Masacre nace en una concesión que tiene la minera Barrick Gold que se llama Pico de Gallo, en la loma Pico de Gallo. Y todos sus afluentes están dentro de concesiones mineras”.
Eso mismo ocurre, dice Carvajal, con los ríos transnacionales que nacen en el Parque Nacional Nalga de Maco, o en el desaparecido parque Manolo Tavárez, “desaparecido producto del poder extremo y politiquero de un senador que logró que el Tribunal Constitucional lo eliminara”, apunta.
Sobre el monumento natural Dunas de Baní, señala que su ocupación varía en función de quién está en el poder y de qué guardia tiene vínculos, “de manera que usted puede ir ahora e identificar la raíz política o militar de cada uno de los ocupantes”.
“Yo espero ciertamente verlos en los tribunales, señor ministro”, le dice Carvajal a Orlando Jorge Mera, ministro de Medio Ambiente.
Ambos participaron junto a otros invitados en un encuentro especial organizado por Listín Diario para celebrar los 10 años de Vida Verde.
Carvajal considera que si es cierto que la prioridad de República Dominicana es el agua, no se puede permitir que arriba de la presa de Sabana Yegua haya cuatro concesiones mineras.
“Hay todo un conjunto de concesiones mineras que implican una locura alrededor del ordenamiento y que demuestran que el estado dominicano no tiene política territorial. Porque si tiene política territorial tiene que decirle a este país si quiere agricultura o ganadería, si quiere turismo o minería en altura; tiene que decirle a este país como prioridad, ahora mismo, cuál es su política de reforestación”.
Revegetación y residuos
Según Carvajal, el mayor problema de nuestros bosques no es solamente que se han ido eliminando, sino que se han ido erosionando genéticamente y eso no se resuelve con grandes viveros ni con grandes jornadas de reforestación.
“La política de reforestación forestal es una poque recupera la economía de la población de montaña y la incorpora en esquemas de producción, de generación de valor, para quitarle presión al bosque; y, desde luego, aborda con criterio científico la repoblación arbórea y no solamente arbórea: la revegetación en sentido general de nuestras montañas. Yo soy enemigo de la palabra reforestación. De hecho, hemos hecho tanto daño sembrando como tumbando, porque se han hecho siembras de grandes cantidades de disparates”.
Otro problema urgente citado por el ambientalista es el de los desechos sólidos, que terminan, junto con los líquidos contaminantes, en el Caribe.
“Y nuestra isla es la que más aporta, en términos de plástico, en términos de los componentes contaminantes, al Gran Caribe”.
Plantea que cuando se suman las estadísticas levantadas por el Banco Mundial, la principal inversión recomendada es de la que no les gusta a los políticos: la inversión en plantas de tratamiento.
“No para que sean espectacularmente hermosas, porque es hermosa la que se construyó aquí en La Zurza, sino para que sean funcionales en el territorio y las políticas del plan de tratamiento estén acompañadas de políticas de reordenamiento urbano” .
“Soy enemigo de la palabra reforestación. Hemos hecho tanto daño sembrando
como tumbando, porque se han hecho siembras de grandes cantidades de
disparates”.
LUIS CARVAJAL