Iván García El soberano del teatro dominicano
Palabra nueva. La acuarela, el pastel, el óleo y el carboncillo fueron sus primeros amores antes de llegar a la escuela Elemental de Música, donde se instruyó en los acordes musicales. A los 16 años fue que debutó en las tablas.
Hace 83 años, en San Pedro de Macorís, nació un niño que, al pasar el tiempo se convertiría en una de las figuras más importantes del arte dominicano. Aunque es conocido como Iván García, su nombre de pila Néstor Toribio Iván García.
Para la conmemoración del primer centenario de la independencia, junto a su familia, se traslada a la Capital. “Mi crecimiento fue sin grandes incidencias para la época. Quería ser como San Francisco de Asís, practicando sus valores, pero después me incliné, para lo que sin duda había nacido”.
Señala que cuando inició en el mundo artístico, nunca sintió la presión de estar encasillado en un estereotipo, muy por el contrario, buscó siempre ser reflejo del trabajo bien realizado.
La acuarela, el pastel, el óleo y el carboncillo fueron sus primeros amores antes de llegar a la escuela Elemental de Música, frente a la Capilla de los Remedios, donde se instruyó en los acordes musicales. Pero no fue hasta el 1955, a la edad de 16 años, que debutó en las tablas.
En enero de 1959, presenta en la Galería del Palacio de Bellas Artes, un fragmento de ‘La tragedia de Julio César’, de William Shakespeare, esta vez como adaptador y director. Para principios de 1960, el joven actor forma parte de la conspiración antitrujillista que sería conocida como el Movimiento Clandiestino 14 de Junio.
“Recuerdo que ese día estaba paseando por el Parque Ramfis, hoy Eugenio María de Hostos, cuando escuché el anuncio de la leche Pangola, se me puso la sangre fría, me fui a la estación radial para anunciar la caída del régimen”, indica.
¿Siente usted que es la figura más importante de las artes escénicas del país?
No me considero la persona más influyente en el arte dominicano. Yo le debo mucho a Franklin Domínguez. Viví mucho tiempo a la sombra de él. Aunque nunca me dio clases, tiene su pedestal en mi vida.
¿Entiende usted que los gobiernos que hemos tenido le han dado su importancia al arte?
Sí. Por ejemplo, en las instituciones oficiales se han mantenido dando apoyo para que las compañías importantes se mantengan, y eso ayuda a que no disminuya y que los jóvenes entren a las escuelas.
¿Qué es lo que más le ha costado para mantener su trayectoria?
Todo lo hago con placer, con satisfacción. Aún con el pavor de equivocarme en escena, creo que lo importante es luchar por conseguir los sueños anhelados. Sin dudas es lo que día a día me ayuda a ser mejor.
¿La critica de arte ha sido justa con el teatro?
No, y no sé por qué el teatro ha sido visto como un arte menor. Si nos vamos a los orígenes la Literatura comenzó con el teatro en Grecia, y es el arte a través del cual se puede educar a la sociedad que está un poco relegada.
Hay un Iván García que pocos conocen y es el revolucionario, ¿dónde nace?
Mi padre, el doctor Toribio García, que no fue político pero con posiciones firmes en contra de Trujillo, siempre se opuso al régimen. Esa rebeldía de él desató en mí, que fuera de los que en la cafetería La Cafetera, fuera de los que hiciera y repartiera panfletos que me llevarían hasta el Movimiento 14 de Junio, donde vi morir a muchos de mis compañeros al punto de estar incluido al plan del tiranisidio.
Sin duda, la Feria Internacional del Libro es uno de los espacios donde englobamos todas las artes, ¿pero que necesitamos para tener una fiesta del arte?
Clase. No social, sino de educación. Creo que la Feria del Libro puede ser utilizada para eso. Me da pena cuando soy jurado de concurso y leo guiones espantosos, con diálogos faltándoles lo importante. Tenemos que invertir en la educación, yo he aportado mi granito dando talleres de dramaturgia en todo el país.