Amas de casa protegen a marabúes
Puse mis ojos por primera vez en un pájaro alto y extrañamente llamativo conocido como el marabú argala en India en el 2018, en el Estado nororiental de Assam. Después de recorrer algunos de los caminos más altos y peligrosos del mundo, me aventuré a ver una selección de animales en peligro de extinción: elefantes asiáticos, el rinoceronte indio y gibones hoolock occidentales.
Mientras me dirigía a Guwahati, la capital de Assam, vi un pájaro de 1.50 metros de estatura parado al borde del camino. Tenía ojos azules penetrantes, un cuello alargado de color amarillo eléctrico, una bolsa gular inflable, piernas largas que se movían con un paso militar rígido y pelos negros delgados sobre su cabeza en su mayoría calva.
Purnima Devi Barman, una bióloga de fauna, ha dedicado su vida a proteger a los marabúes argala. Barman, fundadora del Ejército Hargila, un esfuerzo local de conservación voluntario compuesto exclusivamente por mujeres, dirigió a su cuerpo femenil en proteger sitios de anidación, salvar pajaritos caídos y educar a la comunidad asamés sobre estas raras cigüeñas carroñeras en peligro de extinción.
Viajé de regreso a Assam en febrero del 2020 para reunirme con Barman. En nuestra primera visita juntas a las aldeas de Dadara, Pacharia y Singimari, en las afueras de Guwahati, Barman señaló por la ventana de su auto las “hargilas”, la palabra local para marabúes argala que se deriva de la palabra sánscrita que significa “tragahuesos”. En el 2016, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estimó que quedaban en existencia entre 800 y mil 200 especímenes maduros.
Assam es el último bastión de esta especie en peligro de extinción. Alberga a más del 80 por ciento de la población mundial del marabú argala. Muchos viven en el relleno sanitario Boragaon, un vertedero de basura que bordea el humedal Deepor Beel, una cuenca de almacenamiento de agua ecológicamente importante. (La población restante se divide entre Camboya y el Estado indio de Bihar).
En el pasado, explicó Barman, los marabúes argala eran vistos como fastidios insalubres, lo que provocó la tala de muchos de sus árboles de anidación. Gran parte de los esfuerzos del Ejército Hargila tienen como objetivo proteger esos árboles.
Los esfuerzos del grupo también están dirigidos a rehabilitar la percepción que tiene la sociedad de las aves, para “llevar las aves al corazón, la mente y la cultura de la gente”, dijo Barman.
La labor ha rendido frutos. La población local del marabú argala se ha elevado a un estimado de 950 aves, contra 400 aves en el 2007. El número de colonias de anidación en las aldeas de Dadara, Pacharia y Singimari también ha aumentado durante el mismo intervalo —a 220 nidos, contra 28.
El Ejército Hargila ha crecido hasta incluir a miles de miembros comprometidos —personas que han recibido algún nivel de capacitación en conservación— y alrededor de 400 voluntarias. La mayoría de sus organizadoras es ama de casa rural. Incorporan motivos de marabúes argala en los textiles tradicionales de Assam y hasta celebran para las aves durante la época de cría. Una boda local incluyó hargilas dibujadas con henna en manos y brazos de los invitados.
“Las mujeres son la clave y los principales motores de cambio”, explicó Barman. “Cuando educamos a las mujeres, cuando las involucramos, logramos un objetivo sostenible”.