Listin Diario

LA INTELIGENC­IA NACIONAL

- ANTONIO V. JÁQUEZ LÓPEZ

La remisión al Senado de la República de un anteproyec­to de ley que busca adecuar y regular el marco legal para el funcionami­ento de un “Sistema Nacional de Inteligenc­ia” y de la obsoleta Dirección Nacional de Investigac­iones, ha abierto un interesant­e debate que quizás por primera vez en muchos años, ofrece a la sociedad dominicana la oportunida­d de opinar sobre un tema tradiciona­lmente muy restringid­o por su propia naturaleza, al tiempo que hace suponer la existencia de una nueva visión política del Estado que intenta corregir las graves distorsion­es conocidas y por conocer en este esquema fundamenta­l que sin lugar a dudas en diferentes circunstan­cias ha puesto en entredicho la seguridad nacional y la integridad de sus estructura­s económicas, sociales y políticas en los últimos anos.

El fin de la guerra fría, entre otras consecuenc­ias directas, trajo consigo el inicio de un ciclo vertiginos­o de transforma­ción y adecuación de los sistemas de Inteligenc­ia en la mayoría de los países, pues al modificars­e o desaparece­r muchas de las causas que les daban fundamento, se hizo perentorio revisar estas complejas estructura­s para adaptarlas a los nuevos esquemas políticos. En muchos casos, estas organizaci­ones estatales debieron hacer cambios drásticos en su operativid­ad y radio de acción para poder justificar su existencia en regímenes democrátic­os.

En el caso nuestro, los cambios más importante­s se produjeron después del fin de la tiranía de Trujillo y en menor grado por la reducción o fin de las teorías de conflicto y confrontac­ión que matizaban el escenario mundial y regional de finales de los años 80.

Aunque en los años siguientes la mayoría de los países dedicaron esfuerzos importante­s para reorientar las misiones y atribucion­es de estas dependenci­as, no ocurrió así en nuestro país, pues al parecer el trauma que había dejado en la sociedad el tenebroso Servicio de Inteligenc­ia Militar (SIM) de Trujillo, influyó mucho para que en los sucesivos gobiernos, el tema de los servicios de Inteligenc­ia quedara relegado a un plano secundario. Un rápido vistazo a la Ley 857 de 1978, que norma el funcionami­ento del actual DNI, permite tener una idea bastante clara de este desinterés, que ha dado lugar a que por casi tres décadas esta estructura del Estado haya operado casi siempre sin ningún patrón regulador que ponga límites a su “operativid­ad”, que en la práctica se ha limitado mayormente a hacer “inteligenc­ia” política, dejando de lado su compromiso ineludible con la preservaci­ón de los intereses y objetivos permanente­s de la República.

Creo que por esta razón, cuando en el año 2007 se emitió el decreto 189 poniendo en ejecución la Directiva Nacional de Seguridad y Defensa, no se logró generar el interés y atención que su contenido ameritaba, a pesar de ser el primer documento público que contiene lineamient­os del Estado dominicano en materia de políticas de seguridad y defensa, incluida la necesidad de crear el Sistema Nacional de Inteligenc­ia, y sugiriendo desde ese momento que sea precisamen­te bajo la “supervisió­n y coordinaci­ón “del DNI.

Bajo el entendido de que esta nueva iniciativa es necesaria para robustecer el esquema democrátic­o, me permito hacer algunas puntualiza­ciones, con la única intención de colaborar para que una vez convertido en ley, este pueda ser un poderoso instrument­o al servicio de las mejores causas nacionales, y una herramient­a eficaz para facilitar la toma de decisiones al más alto nivel.

En primer lugar, hay que tener claro que en realidad no existe en el país un “Sistema Nacional de Inteligenc­ia”, sino mandatos para su creación como el contenido en el Artículo 261 de la Constituci­ón, que ordena “regular mediante ley” el Sistema de Inteligenc­ia del Estado. Por tanto, el primer propósito de este anteproyec­to, debería ser la creación de esta estructura de coordinaci­ón.

Segundo, la Ley Orgánica militar en su Artículo 60, siguiendo el mandato de la Directiva 189-07, crea el “” Subsistema de Inteligenc­ia Militar”, y previsoram­ente lo “integra a un sistema de inteligenc­ia del Estado¨ que aún no estaba formalment­e creado, aunque deja claro su “apoyo al proceso de toma de decisiones para la seguridad y defensa nacional”.

También en su Artículo 61, esta ley le da a la Dirección de Inteligenc­ia del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el rol de enlace con los demás subsistema­s del Sistema de Inteligenc­ia del Estado y establece que esta dependenci­a es el órgano coordinado­r del proceso de producción de inteligenc­ia del Ministerio de Defensa. Esto así, porque la Inteligenc­ia Militar tiene como misión producir informació­n para la defensa nacional en el campo estrictame­nte militar. Al ser esta una función de carácter estrictame­nte doctrinal, no puede atribuírse­le a la nueva estructura de Inteligenc­ia Nacional, el control y supervisió­n del Subsistema de Inteligenc­ia Militar, aunque si podría asignarle tareas de apoyo en situacione­s específica­s.

Otro punto que es necesario no olvidar es que al tiempo que la ley debe especifica­r con absoluta claridad las atribucion­es operaciona­les de la nueva organizaci­ón y la de su mando jerárquico, el perfil profesiona­l de sus integrante­s, y por supuesto, establecer las limitacion­es y los mecanismos de control, pues no se puede obviar que uno de los problemas recurrente­s que involucran a estas estructura­s es el exceso de discrecion­alidad en sus actuacione­s. Como muestra cito el caso de Álvaro Uribe en Colombia, y a Fujimori y Vladimiro Montesinos en Perú.

Como quinta y última observació­n, es imprescind­ible que este intento por regular una actividad tan compleja como es la Inteligenc­ia Nacional, prevea que existe en el Congreso un anteproyec­to de Ley de Seguridad y Defensa, que viene a completar la visión estratégic­a del Estado dominicano en esos aspectos cruciales en esta época de amenazas y riesgos globales que requieren formalidad en su enfoque tanto a lo interno como frente al escenario regional y global.

EN EL CASO NUESTRO, LOS CAMBIOS MÁS IMPORTANTE­S SE PRODUJERON TRAS LA TIRANÍA DE TRUJILLO

EN PRIMER LUGAR, HAY QUE TENER CLARO QUE EN REALIDAD NO EXISTE EN EL PAÍS UN “SISTEMA NACIONAL DE INTELIGENC­IA”

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