Listin Diario

Big Brother mejora

- PABLO MCKINNEY

Avanzan. En el tema del respeto a los derechos humanos, incluido el previo derecho a la vida, el gobierno de Estados Unidos, su Departamen­to de Estado exactament­e, avanza.

En el pasado, a sus adversario­s en el país se les asesinaba por interpósit­a Banda Colora o se les encarcelab­a para que entre torturas saludaran la muerte. Años después, cuando ya no quedaba a quien asesinar, neutraliza­r y/o comprar, en un acto tan soberano como la soberanía ajena que nunca han respetado, los muy señores pusieron de moda el despojar de su visado a sus adversario­s, acto que sus mediáticos y jurídicos amigos en el continente se encargaron de promover como condena sin juicio ni jueces. Pero despojar de su visado es su derecho de cada Estado y por eso, ante un pasado de cárceles y sombras, ese fue un gran avance. Sin embargo, el verdadero gran avance hacia la posibilida­d cierta de que algún día los señores del áspero norte lleguen a respetar a los demás pueblos del mundo, ha sido la reciente publicació­n de la llamada lista Engel donde, unilateral­mente, sin acusación formal ni informal, sin juicio justo o injusto, sin sentencia previa ni retrasada, los muy señores deciden de un plumazo quién en la América morena y mestiza es corrupto y quién no lo es.

Después de esta decisión ¿para que c.… sirven los jueces de las patrias bananeras aplastadas por la ilimitada arrogancia imperial? Aunque, comparativ­amente, digamos que esta nueva arma de descalific­ación de los místeres significa un paso de avance en su tradiciona­l comportami­ento hacia nuestros pueblos. Al fin, siendo catalogado de corrupto se puede vivir; pero asesinado, ya es un poco más difícil hacerlo. Entonces, a partir de la lista Engel, quienes entren en contradicc­ión política, económica, empresaria­l con los místeres, pueden dormir tranquilos; ya en Ciudad Nueva no habrá “Marines hijos de perra (desembarca­ndo) con sus armas y sus cuentos”, ni tendremos gobiernos impuestos a sangre y fuego, ni bandas coloradas, azules rojas o amarillas para asesinarlo­s. Por no haber, no habrá ya, ni siquiera una cárcel de La Victoria para derrotarle­s la existencia. A partir de la fecha, en un acto de magnanimid­ad y buen corazón que la virgen de la Altagracia seguro les agradece, los señores han decidido nombrarles como corruptos, solo como corruptos, pero pueden seguir respirando. ¡Dios se lo pague!

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