Asesinan con alta tecnología
El principal científico nuclear de Irán se despertó una hora antes del amanecer, como lo hacía la mayoría de los días, para estudiar filosofía islámica. Esa tarde, él y su esposa dejarían su casa vacacional en el Mar Caspio y conducirían a su casa de campo en Absard, al este de Teherán.
El servicio de inteligencia de Irán le había advertido sobre un posible complot de asesinato, pero el científico, Mohsen Fakhrizadeh, le había restado importancia. Israel tenía por lo menos 14 años de querer matarlo. Pero había habido tantas amenazas que ya no les prestaba mucha atención. Fakhrizadeh quería llevar una vida normal. Haciendo caso omiso de los consejos de su equipo de seguridad, a menudo conducía su propio auto en lugar de que los guardaespaldas lo llevaran en un vehículo blindado. Así que poco después del mediodía del viernes 27 de noviembre, se sentó al volante de su sedán Nissan Teana negro, con su esposa en el asiento del pasajero y tomó la carretera.
Desde el 2004, cuando el Gobierno israelí ordenó a su agencia de inteligencia extranjera, la Mossad, que impidiera que Irán obtuviera armas nucleares, había estado realizando una campaña de sabotaje y ataques cibernéticos contra las instalaciones de enriquecimiento de combustible nuclear de Irán. También estaba eliminando a los expertos que creía que lideraban el programa de armas nucleares de Irán. Desde el 2007, había asesinado a cinco científicos nucleares iraníes y herido a otro. La mayoría trabajaba directamente para Fakhrizadeh en lo que los funcionarios israelíes dijeron que era un programa encubierto para construir una ojiva nuclear. Espías israelíes también habían matado al general iraní a cargo del desarrollo de misiles y a 16 miembros de su equipo.
Esta vez, espías iraníes que trabajaban para la Mossad habían estacionado una camioneta picop Nissan Zamyad azul a un lado del camino que conecta a Absard con la carretera