El enigmático asesino de dinosaurios
La historia de origen más dramática de la humanidad comienza hace 66 millones de años. Fue el instante apocalíptico en el que una roca del espacio exterior se estrelló contra la Tierra, poniendo fin a la era de los dinosaurios y, con el tiempo, ofreciendo un nuevo mundo de abundancia a nuestros antepasados mamíferos.
Los científicos tienen 40 años de estudiar este objeto, conocido como el bólido de Chicxulub. Hoy, el bólido se ha convertido en una especie de Piedra de Rosetta que puede descifrar acertijos más profundos sobre los orígenes de la vida y el futuro de la civilización humana.
“El evento de impacto de Chicxulub modificó completamente la evolución geológica y biológica del planeta Tierra”, dijo David Kring, un geólogo planetario que dirige el Centro de Ciencia y Exploración Lunar, en Houston, y que formó parte del equipo que anunció el descubrimiento del cráter de impacto Chicxulub bajo la península de Yucatán, en México, en 1991.
Los científicos discutieron durante décadas respecto a la causa de la muerte de los dinosaurios, pero el consenso científico se centró en una roca del espacio. La teoría de Chicxulub ahora es tan abrumadora que los científicos han reconstruido líneas de tiempo de lo que sucedió ese día, y otros investigadores están buscando los orígenes extraterrestres del evento.
El hallazgo más reciente proviene de un estudio publicado en julio en la revista Icarus que buscó el origen del bólido Chicxulub. Lo hizo aprovechando el inmenso poder de procesamiento de una supercomputadora de la Nasa para modelar los movimientos de unos 130 mil asteroides en el cinturón principal entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Bill Bottke, coautor del estudio y director de estudios espaciales en el Southwest Research Institute, en Boulder, Colorado, dijo que la supercomputadora Pléyades de la Nasa permitió a los investigadores hacer simulaciones de una enorme población de asteroides en el curso de cientos de millones de años.
Esta técnica ayudó a cotejar la evidencia geológica de que el bólido era un asteroide carbonoso, y no un cometa, con un posible origen en el cinturón de asteroides exterior. Esta región distante entre Marte y Júpiter contiene asteroides carbonosos de muchos kilómetros de ancho. Pero estas rocas no son llevadas gravitacionalmente a cursos de colisión con planetas con tanta frecuencia como los asteroides en la región interior del cinturón, donde menos objetos coinciden con la composición de Chicxulub.
El uso de la supercomputadora por parte del equipo reveló que asteroides similares a Chicxulub escapan del cinturón exterior con una frecuencia 10 veces mayor de lo que dejaban entrever los modelos anteriores. Eso eleva las probabilidades de que la roca matadinosaurios se haya originado allí.
Sean Gulick, un geofísico de la Universidad de Texas, en Austin, que fue uno de los líderes de una expedición científica de perforación en el 2016 que obtuvo núcleos de rocas del cráter, dijo que el estudio destacaba los peligros que representan los asteroides a lo largo del tiempo, incluyendo los riesgos que enfrenta nuestra civilización. El impacto de Chicxulub y el destino de los dinosaurios son invocados con frecuencia como el argumento tanto para invertir en investigación de defensa planetaria como para expandir nuestra especie más allá de la Tierra.
El equipo de Gulick encontró rastros polvorientos del bólido, retrolavado arenoso del tsunami que creó y los restos fosilizados de organismos que prosperaron después.
Un estudio este verano describió descendientes microbianos modernos de esos adoptadores tempranos del cráter, aún viviendo en la sombra de la catástrofe colonizada por sus antepasados.
“Para mí es asombroso que puedas tener un impacto y puedas generar un ecosistema, y luego 66 millones de años después, todavía tienes vida que está presente en ese lugar debido a esta condición previa”, dijo Gulick.
En este sentido, el bólido de Chicxulub tiene implicaciones galácticas. Impactos de asteroides podrían dar forma a otros mundos que albergan vida, con historias de destrucción y recuperación propias.
“Este es un asunto que va mucho más allá de la extinción de los dinosaurios”, dijo Kring.
Descubren orígenes de roca espacial y la vida que creó.