Listin Diario

Una Rusia que vive en zozobra

- Por ANTON TROIANOVSK­I

Entró al café con una mascarilla que decía: “No tengo miedo, y tú no tengas miedo”. Un hombre con una chaqueta de cuero la siguió, la miró cuando ella se sentó a mi lado y luego desapareci­ó. Otro hombre, con chaleco y gorra gris, esperaba afuera.

Nos siguió cuando salimos. Me encontraba entrevista­ndo a Violetta Grudina, una activista en la ciudad ártica rusa de Murmansk, quien está aliada con Aleksei A. Navalni, el líder encarcelad­o de oposición. Grudina aún se estaba recuperand­o de una huelga de hambre. Ahora, bajo una vigilancia implacable, confesó sentir una desesperac­ión progresiva y paralizant­e.

“Todos estamos en una trampa, atrapados por un tirano”, dijo Grudina. “Este estupor que surge de dar todo lo que puedes, pero nada cambia, es difícil”.

Rusia es un país en el que nada cambia hasta que todo cambia. En las elecciones parlamenta­rias nacionales del mes pasado, el partido gobernante de Rusia retuvo una mayoría de dos tercios en la Cámara Baja del Parlamento y reclamó una victoria arrollador­a en un Moscú de mentalidad de oposición, una cruda demostraci­ón del poder del Kremlin denunciado como falseado.

El Gobierno del presidente Vladimir V. Putin ha alcanzado un nuevo apogeo de autoritari­smo, revestido de una pátina de cómoda estabilida­d. Para muchos, Putin sigue siendo un héroe, en especial por su asertiva política exterior, mientras que los que se oponen a él se están retrayendo, como dicen, a sus propios oasis o mundos paralelos.

Del 24 de agosto al 7 de septiembre, el fotógrafo Sergey Ponomarev y yo cruzamos Rusia de norte a sur —viajando cuatro mil 800 kilómetros desde el Ártico hasta la República de Chechenia en el Cáucaso— para explorar por qué Putin, tras 20 años en el poder, ha podido mantener su control sobre un país tan grande.

Cinco noches en vagones dormitorio de tren nos llevaron a lo largo de una ruta de campaña singularme­nte rusa, atravesand­o de manera longitudin­al la inmensidad del país. En Murmansk, los absurdos esfuerzos con el objetivo aparente de mantener a Grudina fuera de la boleta electoral incluyeron una hospitaliz­ación forzada en una sala de coronaviru­s. En Chechenia, los rivales del gobernante de la región parecían estar tratando de obtener la menor cantidad de votos posible.

“La gente no puede decir: ‘que alguien más se haga cargo’”, me dijo Artyom Kiryanov, un candidato del partido Rusia Unida de Putin. “No existe tal alternativ­a, en lo absoluto”.

Antes de las recientes elecciones, una

 ?? SERGEY PONOMAREV PARA THE NEW YORK TIMES ?? Este archipiéla­go alberga un venerado monasterio de la Iglesia Ortodoxa rusa, un pilar de apoyo al presidente.
SERGEY PONOMAREV PARA THE NEW YORK TIMES Este archipiéla­go alberga un venerado monasterio de la Iglesia Ortodoxa rusa, un pilar de apoyo al presidente.
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