Médicos se oponen a practicar abortos en España
ZARAGOZA, España — Mercedes Sobreviela, ginecóloga en esta ciudad del noreste de España, cree que la decisión de abortar atañe a las mujeres. Dice que la “decisión adecuada” para una mujer es “siempre la que ella quiera”.
Pero Sobreviela cree que ella también tiene derecho a elegir, y ha optado por no practicar abortos. Su hospital público, el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, tampoco los realiza. De hecho, ningún hospital público de la región de Aragón, hogar de 1.3 millones de personas, realiza la intervención.
“Nuestra vocación es ser médicos, y estamos aquí para ayudar a la gente a vivir, no para decidir esta va a vivir y esta muere”, dijo Sobreviela.
España liberalizó su legislación sobre el aborto en el 2010. Anteriormente, solo permitía a las mujeres abortar en circunstancias extraordinarias, pero las nuevas leyes permiten a todas las mujeres someterse al procedimiento en las primeras 14 semanas de embarazo, sin restricciones.
Sin embargo, el mapa de los lugares donde el procedimiento está disponible no lo determina tanto la legislación nacional como los médicos españoles. En gran número y en todo el país, los médicos se niegan a realizarlos.
La situación en España ofrece un atisbo de lo que otros países pueden esperar cuando medidas muy diferentes en Texas y México han reavivado el debate sobre el acceso al aborto. Los legisladores conservadores de Texas prácticamente han prohibido el aborto en el Estado, mientras que, al otro lado de la frontera, la Suprema Corte de México dictaminó este mes la despenalización del aborto. La incertidumbre en México es si los doctores prestarán el servicio.
Muchos médicos en España se autodenominan “objetores de conciencia”, un término acuñado por los pacifistas que se negaban a hacer el servicio militar. Dicen que realizar abortos violaría su juramento de no hacer daño.
“Una cosa es que a ti te parezca bien o mal el aborto, según el criterio de cada quien”, dice María Jesús
Barco, otra ginecóloga zaragozana que es objetora. “Otra cosa es que lo tenga que hacer yo”.
La objeción de conciencia ha ganado terreno en otros países, como Italia. En Argentina ha limitado los intentos de liberalizar una ley de aborto aprobada el año pasado.
En 5 de las 17 comunidades autónomas de España ningún hospital público ofrece abortos, revelan las estadísticas más recientes del Gobierno. Las mujeres pueden seguir obteniendo un aborto en una clínica privada, pero en muchos casos tienen que viajar para hacerlo.
Eso fue lo que tuvo que hacer Erika Espinosa, de 34 años, en el 2015 cuando su ginecólogo en la ciudad de Logroño no le quiso realizar un aborto. Se fue a la vecina Navarra.
No existen estadísticas oficiales sobre cuántos médicos objetores trabajan en España. Pero el Gobierno de coalición de izquierda del país está lo suficientemente preocupado como para que en julio, Irene Montero, la Ministra de Igualdad, propusiera cambiar la actual ley del aborto para poner límites a la capacidad de los médicos de convertirse en objetores.
“La objeción de conciencia no puede ser incompatible con los derechos de la mujer ni debe ser un obstáculo para que ejerzan su derecho a interrumpir voluntariamente un embarazo”, dijo la ministra en un comunicado escrito.
Eva María Martín, farmacéutica que lidera la Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia, calificó las propuestas como injustas y acusó al Gobierno de “feminismo radical”.
Martín dijo que es el deber de los médicos oponerse a cualquier ley que los empuje a tomar acciones que consideran injustas: “Cuando hay un conflicto grave entre tu conciencia y la ley, moralmente, en tu interior, tienes que rechazarla”, dijo.
Algunos médicos han buscando que se amplíe el acceso. Cuando el médico Abel Renuncio llegó al Hospital Santiago Apóstol, en la localidad rural de Miranda de Ebro, su equipo decidió ofrecer abortos. No habían recibido formación para realizarlos, así que aprendieron por sí mismos utilizando los protocolos de la Organización Mundial de la Salud. “Con voluntad puede hacerse”, dijo Renuncio, quien es ginecólogo.
Pero la voluntad para ampliar las opciones de aborto puede ser la excepción.
Silvia De Zordo, investigadora italiana del Proyecto de Acceso al Aborto en Europa, que estudia las barreras al aborto, dijo que muchos médicos de edad avanzada que defienden el derecho al aborto desarrollaron sus puntos de vista
Muchos doctores se niegan a hacer el procedimiento.
después de ser testigos de las consecuencias de las intervenciones clandestinas. Pero muchos de esos médicos se han jubilado. “Las nuevas generaciones no tuvieron esta experiencia”, dijo.
La ley del aborto aprobada en 2010 se adelantó en cierto modo a la situación de la sociedad española en ese momento, dijo Sobreviela, y cogió a muchos médicos desprevenidos.
Ella recordaba haber asistido a una reunión para hablar de la nueva ley, y se pidió a los médicos y otros que levantaran la mano si se oponían.
“El 99 por ciento éramos objetores de conciencia”, dijo.