Listin Diario

Médicos se oponen a practicar abortos en España

- Por NICHOLAS CASEY

ZARAGOZA, España — Mercedes Sobreviela, ginecóloga en esta ciudad del noreste de España, cree que la decisión de abortar atañe a las mujeres. Dice que la “decisión adecuada” para una mujer es “siempre la que ella quiera”.

Pero Sobreviela cree que ella también tiene derecho a elegir, y ha optado por no practicar abortos. Su hospital público, el Hospital Clínico Universita­rio de Zaragoza, tampoco los realiza. De hecho, ningún hospital público de la región de Aragón, hogar de 1.3 millones de personas, realiza la intervenci­ón.

“Nuestra vocación es ser médicos, y estamos aquí para ayudar a la gente a vivir, no para decidir esta va a vivir y esta muere”, dijo Sobreviela.

España liberalizó su legislació­n sobre el aborto en el 2010. Anteriorme­nte, solo permitía a las mujeres abortar en circunstan­cias extraordin­arias, pero las nuevas leyes permiten a todas las mujeres someterse al procedimie­nto en las primeras 14 semanas de embarazo, sin restriccio­nes.

Sin embargo, el mapa de los lugares donde el procedimie­nto está disponible no lo determina tanto la legislació­n nacional como los médicos españoles. En gran número y en todo el país, los médicos se niegan a realizarlo­s.

La situación en España ofrece un atisbo de lo que otros países pueden esperar cuando medidas muy diferentes en Texas y México han reavivado el debate sobre el acceso al aborto. Los legislador­es conservado­res de Texas prácticame­nte han prohibido el aborto en el Estado, mientras que, al otro lado de la frontera, la Suprema Corte de México dictaminó este mes la despenaliz­ación del aborto. La incertidum­bre en México es si los doctores prestarán el servicio.

Muchos médicos en España se autodenomi­nan “objetores de conciencia”, un término acuñado por los pacifistas que se negaban a hacer el servicio militar. Dicen que realizar abortos violaría su juramento de no hacer daño.

“Una cosa es que a ti te parezca bien o mal el aborto, según el criterio de cada quien”, dice María Jesús

Barco, otra ginecóloga zaragozana que es objetora. “Otra cosa es que lo tenga que hacer yo”.

La objeción de conciencia ha ganado terreno en otros países, como Italia. En Argentina ha limitado los intentos de liberaliza­r una ley de aborto aprobada el año pasado.

En 5 de las 17 comunidade­s autónomas de España ningún hospital público ofrece abortos, revelan las estadístic­as más recientes del Gobierno. Las mujeres pueden seguir obteniendo un aborto en una clínica privada, pero en muchos casos tienen que viajar para hacerlo.

Eso fue lo que tuvo que hacer Erika Espinosa, de 34 años, en el 2015 cuando su ginecólogo en la ciudad de Logroño no le quiso realizar un aborto. Se fue a la vecina Navarra.

No existen estadístic­as oficiales sobre cuántos médicos objetores trabajan en España. Pero el Gobierno de coalición de izquierda del país está lo suficiente­mente preocupado como para que en julio, Irene Montero, la Ministra de Igualdad, propusiera cambiar la actual ley del aborto para poner límites a la capacidad de los médicos de convertirs­e en objetores.

“La objeción de conciencia no puede ser incompatib­le con los derechos de la mujer ni debe ser un obstáculo para que ejerzan su derecho a interrumpi­r voluntaria­mente un embarazo”, dijo la ministra en un comunicado escrito.

Eva María Martín, farmacéuti­ca que lidera la Asociación Nacional para la Defensa del Derecho a la Objeción de Conciencia, calificó las propuestas como injustas y acusó al Gobierno de “feminismo radical”.

Martín dijo que es el deber de los médicos oponerse a cualquier ley que los empuje a tomar acciones que consideran injustas: “Cuando hay un conflicto grave entre tu conciencia y la ley, moralmente, en tu interior, tienes que rechazarla”, dijo.

Algunos médicos han buscando que se amplíe el acceso. Cuando el médico Abel Renuncio llegó al Hospital Santiago Apóstol, en la localidad rural de Miranda de Ebro, su equipo decidió ofrecer abortos. No habían recibido formación para realizarlo­s, así que aprendiero­n por sí mismos utilizando los protocolos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud. “Con voluntad puede hacerse”, dijo Renuncio, quien es ginecólogo.

Pero la voluntad para ampliar las opciones de aborto puede ser la excepción.

Silvia De Zordo, investigad­ora italiana del Proyecto de Acceso al Aborto en Europa, que estudia las barreras al aborto, dijo que muchos médicos de edad avanzada que defienden el derecho al aborto desarrolla­ron sus puntos de vista

Muchos doctores se niegan a hacer el procedimie­nto.

después de ser testigos de las consecuenc­ias de las intervenci­ones clandestin­as. Pero muchos de esos médicos se han jubilado. “Las nuevas generacion­es no tuvieron esta experienci­a”, dijo.

La ley del aborto aprobada en 2010 se adelantó en cierto modo a la situación de la sociedad española en ese momento, dijo Sobreviela, y cogió a muchos médicos despreveni­dos.

Ella recordaba haber asistido a una reunión para hablar de la nueva ley, y se pidió a los médicos y otros que levantaran la mano si se oponían.

“El 99 por ciento éramos objetores de conciencia”, dijo.

 ?? ANA MARÍA ARÉVALO GOSEN PARA THE NEW YORK TIMES ?? Abel Renuncio decidió realizar abortos en su hospital rural. Hablando de anticoncep­tivos con una paciente.
ANA MARÍA ARÉVALO GOSEN PARA THE NEW YORK TIMES Abel Renuncio decidió realizar abortos en su hospital rural. Hablando de anticoncep­tivos con una paciente.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic