Prefiere enfocarse en el viaje de la heroína
En Hollywood, la gente que sabía solía aconsejar que para lograr el éxito como guionista, se necesitaba tener un conocimiento profundo de de Joseph Campbell.
Ese libro de 1949 expuso las ideas y los símbolos que sustentan los mitos en todo el mundo, incluyendo el viaje del héroe, que impulsa las historias de Jesús, Buda, Moisés y Odiseo.
Sin embargo, en lo que respecta a las mujeres, Campbell, que murió en 1987, fue más limitado. El lugar de las mujeres en estos mitos, insistió una vez, era “uno, darnos vida; dos, ser la que nos recibe en la muerte; y tres, inspirar nuestra realización espiritual y poética”. Sus ideas han exigido durante mucho tiempo una respuesta feminista. Maria Tatar, profesora de la Universidad de Harvard y una de las principales expertas del mundo en folclore, ha proporcionado una.
Su nuevo libro,
es una respuesta a Campbell, aunque tiene cuidado de no enmarcarlo como una agresión.
“A pesar de que mi título sugiere que estoy escribiendo una narrativa contraria, o tal vez un ataque contra él, lo considero más una secuela”, aclaró.
Tatar está en busca de las niñas y mujeres, algunas silenciadas y otras olvidadas, algunas de la Ilíada y otras de Netflix, que viven en el punto ciego de Campbell.
Era un libro, dijo Tatar, que había estado escribiendo toda su vida, pero se requirió del primer año de aislamiento por la pandemia para que proporcionara el enfoque para conjuntarlo todo.
Comenzó analizando los mitos clásicos al meollo de la civilización occidental. En el telón de fondo del viaje del héroe había mujeres sin mucha voluntad, como Penélope esperando a Ulises. ¿Qué significaría ver estas historias desde las perspectivas de ellas? De repente, las mujeres mortales que fueron “seducidas” por los dioses aparecen como víctimas de violencia sexual y no como mujeres que eligen idilios con cisnes y toros.
Tatar luego pasó a los cuentos populares, tradiciones orales firmemente en el territorio de las mujeres. Estos cuentos, con sus lecciones sobre cómo sortear a un lobo amenazador o la crueldad del destino, ofrecían heroínas llenas de astucia y agilidad mental. Aunque nunca se les otorgó el estatus de mitología griega, estas historias contenían moralejas dirigidas a mujeres y niñas sobre cómo vivir.
Tatar finalmente llegó a la cultura moderna y comenzó a desentrañar las cualidades distintivas que convertían a una mujer en heroína: curiosidad, empatía, deseo de justicia o equidad.
El pasar toda la pandemia viendo Netflix también la hizo preguntarse si lo binario que estaba desarrollando —una heroína para igualar al héroe— podría ser un ejercicio necesario, pero obsoleto en una cultura que se mueve rápida y felizmente, cree ella, hacia la difuminación de estas distinciones.
“Una de las cosas que nos dice la historia es que las cosas siguen evolucionando y cambiando”, señaló.