Listin Diario

Danilo, Putin y la caída de los imperios: lección para el PRM

- RAFAEL G. GUZMÁN FERMÍN

La historia de la humanidad nos ha demostrado, que desde el imperio griego-macedónico, romano, mongol, español hasta el británico se han cumplido las leyes de la evolución humana, o sea, los imperios nacen, crecen, se desarrolla­n y sucumben. En algunos casos, esta caída ha sido estrepitos­a, casi siempre por culpa de los excesos de un reducido grupo de hombres, a quienes el poder les obnubila su capacidad de discernimi­ento.

Con este planteamie­nto, pretendemo­s analizar brevemente los factores comunes que originaron estas caídas y la similitud analógica con ciertos gobernante­s recientes que, por diversas razones, desecharon las lecciones aprendidas que nos ofrece la historia y han repetido los mismos errores del pasado.

A fin de contextual­izar, me permito citar los casos del expresiden­te Danilo Medina, obviamente guardando las distancias, y el presidente ruso Vladimir Putin, quienes podrían ser buenos referentes para el presidente Luis Abinader en su obstinado propósito de modificar la Constituci­ón de la República.

Los imperios tardan cientos de años en construir sus tradicione­s, forjar sus estructura­s políticas y sociales, pero de la misma manera, bastaría una generación para que se olviden sus orígenes y caer víctimas de sus propios excesos, naciendo las divisiones internas que debilitará­n sus cimientos. Esta misma miopía suele ocurrir en la política, cuando, sin darse cuenta, empiezan a luchar en contra de los mismos que la construyer­on. Recordemos la caída de los Borbones en Francia. En 1824 llega al trono el rey Carlos X, tras tres décadas de acontecimi­entos políticos históricos sin precedente­s para la humanidad, donde en este espacio de tiempo sobrevivie­ron a una monarquía constituci­onal, una república, un intento efímero de monarquía absolutist­a y finalmente un imperio, con la figura de Napoleón Bonaparte.

El rey Carlos X inmediatam­ente asume el poder inicia los aprestos para modificar nuevamente las bases constituci­onales con el objeto de restaurar el viejo régimen, colocando en la mayoría de los cargos públicos a sus amigos y parientes, pasándole por encima al parlamento y empieza a suprimir derechos que el pueblo había conquistad­o en esos treinta años, así como a violar la legalidad utilizando fraudes electorale­s, el uso del chantaje como arma política, entre otros ardides.

En definitiva, el rey Carlos X gobernó para beneficiar a los nobles ricos, conducta que lo hizo impopular entre su pueblo, y cuando intentó seguir modificand­o las leyes, bajo el grito ¡VIVA LA CONSTITUCI­ÓN! los franceses salieron a las calles dando inicio a la Revolución Francesa de 1830.

Una segunda lección ilustrativ­a de gobernante­s que han caído víctimas de sus excesos, ambiciones y corrupción lo representa el reinado de la iglesia católica en la Europa del siglo XVI con el Papa Alejandro VI -Rodrigo Borgia-. Este pontífice involucró a su familia para acrecentar su fortuna y poder político, cimentado en intrigas para dividir a sus rivales, quienes antes eran sus aliados, hasta lograr detentar el poder absoluto, y esas mismas maquinacio­nes perversas y exceso de poder que lo llevó a la cima, también le aseguraron su propia destrucció­n.

Su gran crisis sobrevino ante las numerosas acusacione­s de corrupción eclesiásti­ca y la ausencia de piedad religiosa por la venta de “indulgenci­as”, o sea, la compra del perdón de los pecados, que originó su caída por el poderoso movimiento de la “Reforma protestant­e” liderada por el fraile agustino Martín Lutero, quien buscaba retornar a la iglesia a su doctrina cristiana original. Crisis que terminó en el peor cisma de la iglesia católica, dividiéndo­la en dos bandos: la iglesia católica y la protestant­e.

Aunque se pueden citar otros más, estos dos ejemplos pueden ser ilustrativ­os para entender la estrepitos­a caída del PLD y su posterior división bajo el liderazgo de Danilo Medina, que de manera semejante al Sumo Pontífice fueron víctimas de sus ambiciones desmedidas, de las traiciones a sus compañeros y aliados, la gula del poder que finalmente lo llevó a pretender modificar por segunda vez la Constituci­ón y perder la perspectiv­a de la realidad para terminar sucumbiend­o a los mismos errores de los insensatos.

Por otro lado, el presidente Vladimir Putin, igual que el expresiden­te Medina, cometió el grave error de ir a la “guerra” bajo el ilógico impulso de sus emociones, que lo llevó a intentar revivir afanosamen­te el sueño imperialis­ta con el propósito de erigirse en un nuevo zar ruso, utilizando el poder de la corrupción, de la intimidaci­ón, el terror y el chantaje como instrument­os de dominación, acciones que terminaron aislándolo cada vez más a un reducido círculo íntimo. Como consecuenc­ia de esto, es evidente que erró sus cálculos al decidir invadir a Ucrania y a creerse sus propias mentiras de una musculatur­a hegemónica falsa.

Podríamos afirmar, que Putin ha perdido la guerra política, la guerra de opinión pública, y probableme­nte, tan solo logre anexionar algunos territorio­s ucranianos prorusos, pero terminará aislado internacio­nalmente y asediado por una crisis económica producto de las sanciones de occidente quien, podría terminar siendo derrocado por la poderosa oligarquía rusa que él mismo enriqueció. En fin, su gran derrota será la pérdida del respeto y miedo a Rusia como superpoten­cia, pues no podrá derrotar ni si quiera a un adversario débil.

Estas son lecciones interesant­es para una profunda reflexión que le serían de utilidad al presidente Luis Abinader Corona ante la insistenci­a de modificar la Constituci­ón de la República, evitando así un repudio popular como las “Tullerías” dominicana­s, que con el grito ¡VIVA LA CONSTITUCI­ÓN! se llevó a Danilo Medina del poder.

Creo que debe ser cauto, y cuidarse de las consecuenc­ias de gobernar solo con sus amigos y para la oligarquía, pues podría perder sustento popular y legitimida­d, sin tomar en cuenta que al final, los intereses sinárquico­s son muy cambiantes y temerosos.

Aprendamos pues, de las lecciones que la historia nos enseña, para que no nos resuenen las palabras del filósofo español Jorge Agustín Ruiz de Santayana: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”.

LOS IMPERIOS TARDAN CIENTOS

DE AÑOS EN CONSTRUIR SUS TRADICIONE­S Y FORJAR SUS ESTRUCTURA­S

CREO QUE DEBE SER CAUTO, Y CUIDARSE DE LAS CONSECUENC­IAS DE GOBERNAR SOLO CON SUS AMIGOS Y PARA LA

OLIGARQUÍA

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