ABINADER GARANTIZA CALIDAD DE VIDA A TRABAJADORES
Los moradores en esta populoso barrio capitalino dicen sentirse abandonados debido a que los responsables de protegerlos “brillan por su ausencia” y cuando van se unen a los que cometen los delitos
Representantes de centrales sindicales marcharon ayer desde el parque Enriquillo hasta la avenida San Martín de la capital con ocasión del Día de los Trabajadores. Durante la manifestación exigieron pensiones justas y que se mantenga la cesantía en el nuevo Código de Trabajo.
Aunque padecen la falta de agua, energía y la deficiente recogida de basura, la delincuencia es la mayor preocupación de los residentes en el sector Villas Agrícolas, ubicado en la zona norte de la capital.
Según los pobladores de este sector, los delincuentes son los encargados de dar “la bienvenida” a sus visitantes y esto se ha vuelto un problema latente, tanto así que aseguran que no es una temática nueva para ellos, llevando a algunos hasta a “tomar la justicia por sus propias manos”.
“Joven guarde ese celular que ahorita le dan el recibimiento de un arrebato”, fueron las primeras palabras al abordar a Juan Ignacio Lora, quien tiene 20 años residiendo en la zona. Aquí las quejas por la falta de agua, luz o recogida de basura, son ignoradas, según la respuesta común de todos los entrevistados. Es que la delincuencia, en muchos casos “apañada” por el personal responsable de salvaguardar a los moradores, ha llevado a los malhechores del entorno a sacar “provecho” de esa alianza irregular.
“Los ladroncitos esos han quitado celulares, pistolas, motores y vidas. Al final todo se queda igual, para qué uno va a denunciar si los que tienen que buscarlos y llevarlos presos los están ayudando”, declaró Juan Ignacio Lora.
Matan a dos
Un evento que salió a la luz dentro de las conversaciones fue la muerte de dos jóvenes que se dedicaban a delinquir y cometer asesinatos a sueldo en diferentes puntos de la capital pero sus actividades delictivas tenían como centro a Villas Agrícolas.
“Brayita” y “Alfonsito”, esos eran los apodos de los jóvenes ultimados durante un enfrentamiento la semana pasada con la Policía Nacional, que los persiguió luego de un asalto a mano armada.
“Esto ese día parecía la guerra entre Rusia y Ucrania de todos los tiros que sonaban, la gente se escondía en los colmados y casas más cercanas”, relató Jazmín Sánchez.
Otros vecinos citaron que estos sujetos, junto con otros grupos de “menores”, tienen la comunidad en asedio, agregando que quienes salen a sus labores diarias en horas de la mañana son de las principales víctimas, si se arriesgan a salir solas. “Pero hubo gente que hasta celebró esas muertes, uno le pide perdón a Dios pero para que uno de ellos se lleven a una persona decente, mejor que maten diez de ellos”, dijo un morador que pidió reservar su identidad por temor a represalias.
Asegura que se ha hecho algo normal que los vecinos se junten para salir en grupos si es muy temprano para recorrer juntos el tramo que los lleve donde toman un carro público, para poder salvarse de ser asaltado o defenderse en caso de que suceda.
Insisten en que es muy “reducido” el patrullaje por las vías del sector.