Otro recluso habría muerto bajo tortura en cuartel Los Ríos
Hace un año el herrero José Guillermo Méndez (Pitulí) salió de su trabajo a dos cuadras de su casa, fue detenido y al día siguiente estaba muerto en un destacamento policial.
La versión inicial de la Policía fue que el hombre de 42 años se ahorcó en su celda. Sus familiares afirman que su cuerpo estaba cubierto de golpes.
Siendo las once de la noche Pitulí se dirigía hasta su hogar a dos cuadras del lugar donde laboraba. En el trayecto fue detenido por agentes de la Policía Nacional y posteriormente encarcelado en el destacamento de Las 800, en Los Ríos, del Distrito Nacional.
Al momento de ser apresado fue despojado de todas sus pertenencias y solo le permitieron tener puesto el pantalón que traía esa noche e introducido en una celda con tres reclusos más.
Según sus familiares, los agentes policiales les dijeron que “Guillermo había sido introducido en la celda en la noche y cuando fueron a ver a las 7:00 de la mañana estaba ahorcado… nos mandaron a homicidios a buscar su cuerpo sin darnos una explicación”, expresó
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Familia investigó
Los familiares de Guillermo iniciaron hace unos meses su propia investigación y concluyeron que “los policías lo mataron a golpes, le dejaron de dar cuando lo vieron desmayado en el piso y nos dijeron ‘cuidado si le ponen la mano’, cuando volvieron lo encontraron muerto y llamaron al 911”, dijo uno de los presos. Un año después, Asuntos Internos de la Policía no ha dado una explicación a la familia que espera por
justicia.
la señora Máxima Álvarez, madre del herrero.
Al llegar al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), les dijeron que el cuerpo de Guillermo se encontraba allí pero que no podían entregarlo ese día, así que al otro día a las 8:00 de la mañana los familiares llegaron a retirar el cuerpo y pasaron horas exigiéndolo, pero lo único que recibían eran razones como “los médicos no han llegado, el cuerpo está en el congelador no lo podemos sacar o el nombre del muerto está mal y no podemos entregar un cuerpo así”, eran las excusas que recibían los familiares de Guillermo que no entendían por qué tantas trabas por el cuerpo de quien se habría suicidado.
Según los padres del hoy occiso al momento de identificar el cuerpo de Guillermo solamente le mostraron la parte de la espalda y su cabello porque los trabajadores de Inacif les dijeron que estaba putrefacto.
Luego de horas de espera y discusiones sobre la entrega del cadáver por fin los familiares se pudieron llevar los restos de su doliente pero con la condición de que no podía ejecutarse un velatorio y menos podía abrirse la funda negra donde el cadáver había sido entregado a miembros de la funeraria.
“Como todos los dominicanos en el entierro queremos ver nuestro muerto y darle un último adiós, pero lo que no nos esperábamos ver lo que encontramos allí, el cuerpo de mi hermano todo golpeado con moretones en su rostro, el cuello, el tórax, los brazos y piernas rotas y parte de su rostro destrozado no era símbolo de haberse ahorcado; a mi hermano lo golpearon”, dijo Carolina Santana.
Al ver esto la madre presentó una denuncia en el Departamento de Asuntos Internos de la Policía exigiendo una explicación sobre lo que había pasado en esas ocho horas en el destacamento de Las 800.
Los agentes y los presos dijeron “no haber escuchado ni visto nada en el transcurso de estas horas. ¿Cómo una persona se puede ahorcar y que nadie se dé cuenta en un destacamento tan pequeño?”.