Religiosas Filipenses: 50 años sirviendo a los más necesitados
Escuelas. En Peravia, San Cristóbal, Los Mameyes y Dajabón han graduado miles de bachilleres y técnicos.
“Soy profesional gracias a las Filipenses que depositaron su confianza en mí y me hicieron creer en mi misma”. “Las hermanas llegaron en hora buena, fueron ángeles salvadoras, nos salvaron la vida”. “Sin las monjas yo no pudiera socializar, no tenía confianza en mí, me educaron, me enseñaron respeto, amor propio y solté la timidez, todo lo que aprendí se lo transmito a mis hijos y clientes”.
Son los testimonios de la maestra Dalma Báez, el empresario Rolando Puello y el conductor de autobús William Pérez, formados en educación integral y para la vida, en la primera promoción de graduados del Colegio San Felipe Neri. Esta congregación “Religiosas Filipenses Misioneras de Enseñanzas” cumple 50 años en República Dominicana sirviendo a los más necesitados a través de la educación, el arma más fuerte para romper la barrera de la pobreza y la desigualdad. De celebración están miles de egresados de la formación filipense, con religiosas dedicadas a la labor evangelizadora y educativa.
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Enfoque.
Las religiosas precisan que en todas sus obras dejan impregnado su carisma, ofreciendo esa atención a los más necesitados desde una educación liberadora, integral y en valores, desde un acompañar los procesos de crecimiento y promoción de las personas, cultivar la vida espiritual y un encuentro personal con Jesús. Son llamadas Filipenses por su patrón
Felipe Neri.
Llegaron a localidades donde no había escuelas y otras en las que apenas se impartía hasta el octavo grado, como es el caso de Pizarrete, comunidad campesina de la provincia Peravia, que se ha convertido en un referente en formación de bachilleres y, ahora, técnicos. Formaron la primera escuela San Felipe Neri, en 1983, hoy Fe y Alegría, y han graduado 36 promociones. La calidad de la educación en estos planteles atrae a otras comunidades como Santana y Catalina, cuyos estudiantes los prefieren, pese a estar en una ruta cómoda para ir al liceo y otros centros.
Laureana Nicasio, primera directora de la escuela, y Ruth Nolasco (madre superiora de la casa central de las Filipenses) protagonistas de la titánica entrega para formar jóvenes en valores, cuentan como cuatro hermanas filipenses, maestras, fueron las primeras en llegar al país en 1972 e iniciar un trabajo educativo y de acompañamiento a jóvenes, a los campesinos y a personas enfermas. Estas fueron las hermanas María Isabel Lassaga Travieso (primera superiora de la congregación en el país; María Paz Royo, María Dolores Martín y María Lourdes Estrella, establecidas en Gurabo, Santiago.