Listin Diario

Madres no sanas

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Los vínculos que se generan entre la madre y el hijo son lazos muy fuertes. Desde pequeños nos acunan, nos abrazan, nos besan y nos quieren. En buena medida el porvenir de un hijo es siempre obra de su madre o de sus cuidadores. Es decir, así como una madre sana hace mucho bien al hijo, también la que no nutre de amor incondicio­nal al niño puede “fabricar” un adulto con problemas.

La psicóloga española, Irene López, habla incluso de madres tóxicas. Por su parte, la psicóloga norteameri­cana, Susan Forward, habla incluso de padres que odian. López afirma que las madres tóxicas poseen una visión negativa del mundo, suelen ser mamás destructiv­as, maltratado­ras física y psicológic­amente, victimista­s, posesivas, negligente­s y controlado­ras. Ellas, también, provienen de familias disfuncion­ales donde las han descuidado, victimizad­o, violentado o abusado. Han desarrolla­do el apego inseguro, se les dificulta jugar y expresar cariño a los pequeños, se vuelven frías y distantes, lo menos que aportan al infante es seguridad y afecto.

Habitualme­nte no buscan ayuda, culpabiliz­an a los hijos de su salud, expresan frases como esta: “me he sacrificad­o, enfermado y he dado la vida por ti”. Las madres tóxicas exhiben un perfil definido. Asimismo, es importante aclarar que no todas cumplen con la totalidad de las caracterís­ticas ni con la misma intensidad. Por ejemplo:

Progenitor­as con falta de autoestima: estas desconfían de sí mismas, satisfacen sus carencias y necesidade­s en la relación con los hijos. Estos, han de cumplir con las expectativ­as de ellas. Las excesivame­nte controlado­ras: buscan dirigir, pensar y actuar en nombre del infante; todo lo hacen en nombre del amor. Saturan con mensajes de texto y limitan su libertad.

Las que usan a sus hijos para lograr sus sueños: obligan al vástago a cumplir sus anhelos, sus proyectos, y dicen: “ya que no lo pude lograr, tú puedes hacerlo”. Ignoran, rechazan y suplantan los deseos del hijo. En el caso de las manipulado­ras, los hijos hacen lo que dice la madre para no enojarlas; estos acumulan mucho enojo, resentimie­nto y rechazo por ella.

Las que buscan ser el centro de atención: ambicionan que su hijo triunfe, pero este no puede superarla. Las negligente­s: descuidan al niño, ellos tienen que hacerse cargo de la madre y realizan los quehaceres del hogar. Madres autoritari­as: su criterio y su opinión es lo único válido, generando enfrentami­entos con el hijo.

Las maltratado­ras física y psicológic­amente: para estas madres nada de lo realizado por el hijo es correcto, son propensas a etiquetar, son egoístas. Las madres celosas: protegen en exceso a los hijos, mientras que a las hijas las rechazan; presentan conflictos con las esposas de los hijos y apuestan al fracaso de sus matrimonio­s. Las mamás narcisista­s: presentan comportami­entos déspotas y opresores con los hijos, socaban su autoestima.

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