Represión del Kremlin a sus ciudadanos que piden “manos fuera de Ucrania”
se”, ha dicho Marie Struthers.
“Agentes extranjeros” y “organizaciones indeseables”
Las autoridades rusas han usado también una conocida legislación represiva para acallar los medios de comunicación y las voces disidentes. El 5 de marzo, dos medios de periodismo de investigación —Vazhnye Istorii (Historias importantes) y el Proyecto de Información sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP)— fueron declarados “organizaciones indeseables”, lo que criminalizó sus operaciones y les prohibió trabajar en Rusia.
Se presentó un nuevo proyecto de ley ante la Cámara baja del Parlamento ruso (Duma) para crear un “registro unificado” de todo el personal —antiguo y actual— y la membresía de ONG, asociaciones públicas y entidades mediáticas que fueran declaradas “agentes extranjeros”, así como las personas así declaradas a título personal.
Represión constante
A pesar de la introducción de restricciones draconianas y la feroz respuesta policial a las protestas pacíficas, el movimiento ruso contra la guerra sigue llenando las calles de concentraciones, a pesar de que las autoridades las disuelven de forma inmediata y por medios brutales.
Según OVD-Info, ONG de observación de la actuación policial, alrededor de 13.800 manifestantes pacíficos han sido detenidos arbitrariamente en las concentraciones contra la guerra celebradas en toda
Rusia desde el 24 de febrero. Este dato incluye los más de 5.000 que fueron detenidos sólo el 6 de marzo en 70 ciudades.
En Rusia, las personas privadas de su libertad son sometidas sistemáticamente a palizas, humillación y otros malos tratos. Muchas han contado también que no tuvieron acceso a representación letrada y fueron privadas de alimentación, agua o ropa de cama.
En un caso concreto, ocurrido en la comisaría de policía de Brateyevo (Moscú), una manifestante cuenta que un policía le dijo: “Se acabó. Putin está de nuestra parte. Sois enemigos de Rusia. Sois enemigos del pueblo”. Y añadió “vamos a mataros a todos aquí y se acabó, nos darán otra recompensa por hacerlo”, mientras la arrastraban del pelo y le aplastaban una botella de agua de plástico en la cara.
“Las personas valientes que se oponen a la guerra en Rusia corren un gran peligro personal. Cuando salen a la calle —lo que ya constituye un delito a los ojos de las autoridades— y reclaman el fin de la guerra, su mensaje contrasta agudamente con la propaganda del Estado, que los sitúa con firmeza en el punto de mira de las fuerzas de seguridad. Todas estas personas merecen un homenaje por atreverse a alzar la voz contra la injusticia de la invasión”, ha afirmado Marie Struthers.
Las “noticias falsas” son delito
El Parlamento ruso aprobó legislación que penaliza aún más el acto de difundir “información falsa” sobre las actividades de las fuerzas armadas rusas o de “desacreditar” a las tropas rusas. Toda persona acusada de cometer estos “delitos” se enfrenta a pagar multas exorbitantes o a cumplir una pena de hasta 15 años de prisión. A lo largo de los tres días siguientes, más de 140 personas fueron detenidas en aplicación de la nueva ley, que en la práctica prohíbe la palabra “guerra” y los llamamientos en favor de la “paz”.
“En tiempos tan difíciles como estos, sólo con solidaridad y buena voluntad es posible hacer frente a la ola de violencia estatal y el desgobierno reinante.