El amor por un ícono vive lejos de Las Vegas
PARKES, Australia — El Elvis Presley japonés se inclinó con silencioso respeto. Luego se lanzó a una interpretación de “Burning Love” que sonaba salida directamente de Memphis, Tennessee, y que estiró hasta el límite la entrepierna de su jumpsuit azul.
Entre bastidores, otros Elvis en el festival de Elvis más grande del hemisferio sur estaban revisando sus opciones finales de canciones, angustiados por sus elecciones para una multitud que borraba la línea entre fans e imitadores.
Miles de Elvis estaban allí, de 5 a 85 años, con infinidad de copetes y trajes de terlenka.
“Dios, tanta gente”, dijo Charles Stone, el tour manager de Elvis desde 1971 hasta su muerte en 1977, observando la escena. “Mira nada más esto”.
Parkes, un pequeño pueblo a cinco horas en auto de Sydney, ahora resplandece una vez al año con lentejuelas y pedrería de Elvis.
Casi 25.000 personas se reúnen a este festival que fue iniciado en 1993 por un par de restauranteros que buscaban llevar “un poco menos conversación y un poco más de acción” a Parkes.
Casi 30 años después, el Parkes Elvis Festival, celebrado este año a finales de abril, muestra cómo los australianos tienden a hacer las cosas: todos juntos, riéndose de sí mismos y con grandes cantidades de alcohol.
El evento de este año —después de que el Covid canceló el de 2021— de alguna forma se sintió más tipo Elvis que nunca. Cierta pesadez mezclada con la emoción del rock ‘n’ roll.
Desde las pequeñas tabernas con cantantes novatos hasta campos de golf y de rugby con jugadores vestidos como Elvis, había un deseo de liberarse del Covid.
Toki Toyokazu, el cantante de Sendai, Japón, era el favorito del público; ganó la competencia formal del festival en 2020, y su regreso pareció señalar un hito post-covid.
Otro artista, “Bollywood Elvis”, que vestía un traje de una sola pieza en dorado, también parecía surgir cada vez que decaía la energía. Su verdadero nombre es Alfred Vaz. Se mudó a Australia desde Bombay en 1981, cuando era gerente de Air India, y dijo estar acudiendo a Parkes desde que comenzó el festival. Este año, trajo a su sobrino, Callum Vincent, de 24 años, quien sonrió mientras lo asimilaba todo.
“Solo hay un Elvis”, dijo Vaz, de 65 años. “Hay muchos imitadores y muchos competidores, pero sólo hay un Elvis”.
Excepto en Parkes, un antiguo pueblo minero, en un País donde Elvis nunca ofreció un concierto.
Imitadores se dan el gusto en el festival de Elvis.
Stone dijo que el crecimiento de la “cultura Elvis” ahora proviene principalmente de fuera de Estados Unidos.
Taylor Rodríguez, de 24 años, estadounidense de Virginia y quien fue coronado como Máximo Campeón de Artista Tributo a Elvis en 2019 por Elvis Presley Enterprises, señaló que en Estados Unidos, muchas veces disfrazarse era considerado una falta de respeto al legado de Elvis. En EE. UU. se toman las cosas más en serio, mientras que en Australia, no lograr reírse sigue siendo el pecado mayor.
“No creo que haya un festival en EE. UU. que se compare con el de Parkes”, expresó Rodríguez. Aquí, “es pura diversión”.