Ánimo en dos minutos Descubra a su amigo interior
Antes de salir un fin de semana de vacaciones con mi familia”, dijo R.T., “le pregunté al Amigo: ¿llevo la pistola, o no...?”
“Me pareció escuchar en el silencio que decía: “Y ¿para qué? Vete tranquilo con tu familia”.
“Así lo hice, y me sentí bien. Al regresar un camionero no me abría paso y lamente no tener la pistola para bajarme del carro y apuntarlo...”
“Entonces recurrí al amigo nuevamente y lo increpé”: “¡Mira ahora como he tenido que aguantar a este insolente!…”.
Y nuevamente me pareció escuchar la voz del Amigo diciéndome: “Mira a tu familia tranquila, ¿acaso no es mejor así...?”.
“Y continué mi viaje hacia la capital alegrándome de haber seguido el sabio consejo del Amigo”.
Durante muchos años, propuse a los participantes en grupos diferentes, que aprendieran a escuchar la voz de un Amigo interior que habla en el silencio, con gran sabiduría, cuando uno se lo pide. De las narraciones y experiencias, he sacado la siguiente conclusión: “Todo ser humano, sea hombre o mujer, joven o viejo, sin importar su cultura ni escolaridad, tiene una voz interior de gran sabiduría, y esa voz es un Amigo incondicional, a quien cualquier persona puede aprender a escuchar”.
¡Podemos “todos” percibir dentro de nosotros la presencia de la Santísima Trinidad en nuestra vida ordinaria!
La pregunta de hoy
¿Cómo lograr percibir esa presencia?
- EN EL PADRE, usted y yo podemos descansar. Él es roca firme, misericordia entrañable, el que nos reconcilia con nuestra libertad y nuestros constantes fallos, con nuestra autonomía y con nuestros errores, con nuestras posibilidades y con nuestras limitaciones. Él nos repite continuamente: “Yo te amo, mi hijo. Tus miserias son el trono de mi misericordia, ¡cuenta conmigo en todo momento!”
- CON JESÚS, EL HIJO, vivimos nuestro proceso, similar al de Él, de irnos convirtiendo en personas adultas entregadas confiada y totalmente a la voluntad del Padre.
- EL ESPÍRITU SANTO nos va dando ojos para ver la acción del Padre en nuestro diario vivir y oídos para escuchar la Palabra del Hijo. Nunca habla de sí mismo, pero podemos contar con Él en cualquier momento para crecer en sabiduría, en fortaleza, en paz, en alegría y en amor... ¡Crecer en madurez y en felicidad!
Él es su amigo interior sutil, bondadoso, firme, seguro, sereno, que usted puede aprender a escuchar sólo pidiéndole que lo conduzca, y haciendo silencio.
“Él es el mentor de la sabiduría y quien marca el camino a los sabios... Pues Dios ama sólo a quien convive con la sabiduría”. (Sab 7,15-30)
El Salmo 24 afirma: “El Señor dirige el camino de los humildes”.
Ojalá usted y yo decidiéramos gobernar nuestra vida según esa palabra, ese susurro, esa amorosa voz del amigo.