Adiós al telescopio más potente de la Tierra
Cuando el gigantesco Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico, se vino abajo en diciembre de 2020, le propinó un golpe a la astronomía.
Durante medio siglo, Arecibo fue el telescopio más potente del planeta. Escuchaba las señales de radio de las estrellas en busca de indicios de vida inteligente, objetos potencialmente mortales y conocimientos sobre los misterios de la gravedad y el espacio-tiempo.
La desaparición de Arecibo también propinó un golpe al orgullo y la economía de Puerto Rico. Desde 1963, cuando se fundó el telescopio, generaciones de niños de la isla han recorrido las colinas para ver una antena cóncava gigantesca, colocada como un tazón en un valle montañoso, con unas 900 toneladas de receptores de radio suspendidos sobre ella. Allí, los jóvenes estudiantes podrían inspirarse en la ciencia, particularmente en la astronomía.
El mes pasado, la Fundación Nacional de Ciencias, propietaria del Observatorio de Arecibo, dijo que gastará US$5 millones para establecer un centro educativo en el sitio. El Centro de Arecibo para la Educación e Investigación STEM incluiría el Centro de Ciencias y Visitantes Ángel Ramos, un espacio de exhibición, un laboratorio, oficinas, dormitorios, un auditorio y una cafetería.
Pero el plan “no incluye la reconstrucción del telescopio de 305 metros ni apoyo operativo para la infraestructura científica actual”, dijo la Fundación Nacional de Ciencias en un comunicado solicitando propuestas de investigadores que esperan desarrollar proyectos en el sitio.
Dan Werthimer, astrónomo en la Universidad de California, en Berkeley, que había utilizado el telescopio a lo largo de su trayectoria, lamentó la decisión de no reconstruirlo. “Arecibo era mi telescopio favorito en el universo”, dijo. “Este es un momento triste para el pueblo de Puerto Rico”, agregó. “El telescopio de Arecibo era su gran orgullo”.
El Observatorio de Arecibo, oficialmente llamado Centro Nacional de Astronomía e Ionosfera, se construyó originalmente como un radar interplanetario y un radiotelescopio para estudiar, entre otras cosas, las propiedades de objetos como ojivas que atraviesan la atmósfera.
Pero el tiempo, los presupuestos reducidos y el mantenimiento insuficiente cobraron factura.
En noviembre de 2020, un cable que sostenía la plataforma de receptores de radio en el aire sobre el plato se rompió, dejando los instrumentos colgando. Luego los cables restantes se rompieron y la plataforma se vino abajo, demoliendo el plato y todo a su alrededor.
Antes del colapso final, los científicos unieron fuerzas para dilucidar cómo reconstruir o reemplazar el amado telescopio.
Sus esfuerzos culminaron en un documento presentado como parte de una encuesta de prioridades astronómicas para la próxima década. Los científicos imaginaron un telescopio de Arecibo de próxima generación con mil 112 antenas, cada una de unos 9 metros de ancho, en una plataforma móvil gigante, o una colección de plataformas, que podría apuntar en muchas más direcciones que la antena original de Arecibo, que estaba fijada al suelo.
Irónicamente, el anuncio de la desaparición del telescopio se produjo solo un mes después de la muerte del astrónomo Frank Drake, quien usó Arecibo para buscar señales extraterrestres y se apoderó de él en 1974 para transmitir un mensaje de radio histórico a las estrellas.