Francia, inmersa en una guerra del agua
MAUZÉ-SUR-LE-MIGNON, Francia — Con chalecos antibala y portando armas, los gendarmes aparecen en medio de campos agrícolas, vigilando una enorme fosa destinada a servir como embalse. Bienvenidos a las líneas del frente de las guerras del agua de Francia.
El gobierno ha emprendido un plan para construir embalses para dar servicio a agricultores durante los meses cada vez más áridos de primavera y verano. Sin embargo, los opositores señalan que el plan privatiza el agua para beneficiar a unos cuantos agricultores industriales.
Miles de activistas en la región occidental de Nouvelle-Aquitaine se enfrentaron hace poco con alrededor de mil 600 oficiales de la policía militar. Los manifestantes desenterraron tuberías de agua, el sabotaje más reciente de muchos.
Gerald Darmanin, ministro del Interior de Francia, describió la escena como “ecoterrorismo”.
“Son ellos los que son ecoterroristas”, respondió Jean-Jacques Guillet, un exalcalde de tres poblados. “Están aterrorizando al medio ambiente”.
Hay cientos de miles de embalses por todo Francia que los agricultores han usado durante generaciones. Para los ambientalistas, lo que diferencia a los nuevos embalses es su tamaño y la fuente del agua.
El más reciente en construcción abarcará 16 hectáreas y albergará aguas freáticas bombeadas por tuberías.
En teoría, los embalses succionan agua durante los húmedos meses de invierno para usarla durante primavera y verano.
No hay un conteo oficial de los megaembalses, pero los activistas calculan que hay aproximadamente 50. La batalla más reciente se da en la región de Deux-Sèvres, donde hay planes para construir 16.
Peor que privatizar el agua, indican los críticos, es que se hace con fondos públicos: el 70 por ciento de los 60 millones de euros (alrededor de US$62 millones) usados para construir los embalses de Deux-Sèvres es pagado por el gobierno.
Una asociación ambiental demandó con éxito a muchos de los embalses en una región vecina. El asunto se complica porque la mayoría de los embalses se está construyendo cerca del segundo humedal más grande de Francia, Marais Poitevin, una enorme marisma entrelazada con canales.
El servicio geológico francés dio a conocer un estudio en junio que afirma que el proyecto tendría un “impacto limitado” en los niveles acuíferos en invierno.
Pero los hidro-climatólogos señalan que el estudio usó datos viejos y no tomó en cuenta sequías plurianuales.
El estudio oficial apenas se está desarrollando ahora.
Los horticultores más pequeños dicen que no deberían tener que cargar con el peso de las granjas agroindustriales, de las cuales 30 usan un tercio del riego asignado a la zona.
“¿Por qué debería pagar yo por la investigación cuando nunca recibiré agua de ella?”, dijo Olivier Drouineau, un horticultor orgánico. “Solo beneficia a las granjas más grandes”.