La influencia china despierta rencor
HONIARA, Islas Salomón — Por un camino de tierra afuera de la capital de las Islas Salomón, pasando por proyectos de construcción chinos y tiendas donde tenderos chinos venden bocadillos, un jefe tribal intentó explicar cómo se siente que una superpotencia en ascenso repentinamente tome interés en un lugar pobre, desesperado y olvidado por el desarrollo.
“Al principio, la mayoría de la gente solo quería ver qué estaba pasando”, dijo el jefe, Peter Kosemu, de 50 años.
En los últimos tres años, él y muchos otros han observado a China precipitarse en aparentemente todos los rincones de la economía y la política de esta nación del Pacífico Sur, generando temores en Occidente de que Pekín está tratando de establecer un puesto de avanzada que podría desempeñar un papel estratégico en cualquier conflicto futuro con Estados Unidos y sus aliados. China ha abierto una embajada grande, inició la construcción de un complejo de estadios y firmó acuerdos sigilosos con el Gobierno en materia de seguridad, aviación, telecomunicaciones y más.
Cuanto más tiempo ha transcurrido, más ha cedido paso la curiosidad sobre los grandes gastos y préstamos de China a la preocupación y a la ira latente que proviene de hacer preguntas jamás respondidas. Los trabajadores del estadio se quejan de promesas salariales incumplidas. A los residentes les preocupa que el primer ministro y los funcionarios chinos estén socavando la democracia, ya que los políticos que se resistieron a los planes de China, o simplemente hicieron preguntas serias, han reportado que sus rivales repentinamente están inundados de dinero y de mensajes pro China que se espera que el público acepte sin chistar.
Durante años, Pekín ha derramado su riqueza por todo el mundo para impulsar su economía, ganar influencia geopolítica y atajar las críticas. Pero en las Islas Salomón, una nación de 700.000 habitantes y alrededor de mil islas en las rutas marítimas entre Australia y Estados Unidos, la experiencia reciente sugiere que el enfoque de Pekín tiene un costo.
Para muchos isleños, China es productiva y atenta, pero también la ven como una fuerza imperiosa y corruptora que eleva el riesgo de conflicto. Disturbios antigubernamentales llevaron a empresas chinas a ser incendiadas en noviembre de 2021. Entre las principales preocupaciones de los manifestantes figuraba que la influencia de China parecía inclinar las oportunidades económicas hacia los políticos y los lugares que estaban más dispuestos a estar a plena disposición de Pekín.
El gobierno del primer ministro Manasseh Sogavare cambió su lealtad de Taiwán a China en 2019, diciendo que eso ayudaría al desarrollo de las Islas Salomón, y no ha dado señales de cambiar de rumbo. En septiembre, las Islas Salomón postergaron sus elecciones nacionales de 2023, afirmando que carecían de la capacidad para celebrar tanto una elección como los Juegos del Pacífico en el mismo año. Al tiempo que ha acogido infraestructura tecnológica china, el Gobierno también ha asumido una deuda que el Banco Mundial describió recientemente como insostenible.
Pekín es corrupta, pero productiva, según opinan los isleños.
A algunos funcionarios estadounidenses les preocupa que el objetivo de China sea crear un estado cliente, asegurando puertos de aguas profundas y sitios de comunicación satelital. Sogavare firmó un acuerdo de seguridad en abril que otorga a China el derecho de enviar oficiales de policía o embarcaciones navales a las Islas Salomón con pocas limitaciones.
En lugares como Burns Creek, donde unas 10 mil personas han construido casas en una llanura aluvial cubierta de hierba, la falta de transparencia lentamente ha alimentado el resentimiento.
Los líderes de la oposición acusan a China de fomentar el aplazamiento de las elecciones y montar una campaña de sobornos para mantener a los aliados en el poder.
Peter Kenilorea Jr., líder adjunto
de la oposición, dijo que dos funcionarios del Gobierno habían ofrecido recientemente casi US$2 millones a uno de los primos de su padre para contender contra él.
Hace poco más de un año, a otro pariente le habían pedido que se postulara a cambio de alrededor de US$750 mil. Las cifras en dólares estaban muy por encima de lo que él creía que sería posible sin efectivo chino.
“Esta es una captura del Estado, sucediendo en la vida real”, dijo Matthew Wale, el líder de la oposición.
Kosemu, el jefe tribal, dijo que la frustración con China y sus representantes sigue intensificándose. “La gente está harta de hacer solicitudes al Gobierno y ser ignorada”, dijo. “Las manifestaciones podrían ser la única forma de hacer que escuchen”.