Compiten por obtener hidrógeno verde
PILBARA, Australia — Durante eones, este ha sido un lugar tranquilo y nada fuera de lo común. Miles de kilómetros cuadrados de terreno llano cubierto de arbustos y tierra roja. El sol es abrasador y el viento sopla con fuerza.
Son esas características las que califican a esta parcela remota del interior de Australia para una transformación. Un consorcio de empresas energéticas liderado por BP planea construir mil 743 aerogeneradores, cada uno de cientos de metros de altura, junto con 10 millones de paneles solares y más de mil kilómetros de vías de acceso.
Pero ninguno de los 26 gigawatts de energía que el sitio espera producir se destinará al uso público. En cambio, se utilizará para fabricar un nuevo tipo de combustible industrial: hidrógeno verde.
Este pedazo de desierto se encuentra junto al mayor problema que el hidrógeno verde podría ayudar a resolver: inmensas minas de mineral de hierro llenas de máquinas alimentadas por inmensas cantidades de combustibles fósiles sucios. Tres de las cuatro compañías mineras de mineral de hierro más grandes del mundo operan docenas de minas aquí.
Los partidarios esperan que el hidrógeno verde reemplace el uso de combustibles fósiles en la fabricación de acero, el transporte marítimo, el cemento y otros lugares.
El hidrógeno verde se produce mediante el uso de electricidad renovable para dividir las moléculas de agua. Luego, el hidrógeno se quema para impulsar vehículos o hacer otros trabajos. Debido a que el hidrógeno quemado emite solo vapor de agua, el hidrógeno verde evita las emisiones de dióxido de carbono de principio a fin.
En la región de Pilbara, en Aus