Individualismo
La República Dominicana, un país donde el orgullo de los políticos está concentrado en el individualismo. Aunque la finalidad de la política es priorizar el bien de la comunidad por encima de lo individual, la mayoría de los gobernantes dominicanos, durante los últimos 30 años, se han enfocado en utilizar las posiciones gubernamentales para “aumentar su imagen y posicionarse ante otros dirigentes”, sin importar las “modificaciones y modernizaciones” que se realicen en el Gobierno en el marco de la institucionalidad.
La sociedad que, se caracteriza por ser unida y llena de amor, se ha visto empañada por el deterioro de las familias teniendo como consecuencia la degradación de la ética y los valores, situación que ha penetrado en el ámbito político.
Los gobernantes, en su rol de director de gestión, apelan por el correcto funcionamiento del tren gubernamental, sin embargo, en muchos casos los actores de los organismos del estado desarrollan proyectos donde atropellan sin pesar alguno las iniciativas ejecutadas en mandatos anteriores, respetando así la institucionalidad de la entidad.
No obstante, esta acción no es exclusiva del primer mandatario, también es parte del accionar de ministros, senadores, diputados y de todo aquel que tenga en sus manos algún tipo de poder del Estado.
Debemos preguntar en alta voz si se respeta la institucionalidad en la ejecución de los procesos internos del gobierno, en todas sus aristas.
De no ser así, los incumbentes deben entender que las posiciones políticas no son ni nunca serán la plataforma que se utiliza para convertirse en “Dioses”.
Esperemos que así, como expresa la consigna política del actual gobierno, “estamos cambiando”, los funcionarios, sin dejar de lado la innovación, tengan como principal regla el respeto de las buenas gestiones anteriores marcando un nuevo paradigma para que la política dominicana obtenga resultados diferentes en el futuro.