EL AGUA: UN DERECH
Juana Pérez vive junto a sus cuatro hijos en un municipio de Santo Domingo Este, para sobrevivir limpia y plancha en casas esporádicamente. Dentro de su diminuto presupuesto tiene que sacar entre RD$1,500 a RD$2,000 pesos mensuales para comprar aguas por camión cisterna porque los famosos lunes y miércoles, días en que se supone llega el agua potable por el alcantarillado, se esfuman y no ven caer una gota de agua. “Vivo sola con mis hijos pequeños y tener que comprar agua es un peso muy grande en mi presupuesto, especialmente cuando también tengo que pagar el recibo de agua. Esto me afecta porque con ese dinero podría comprar comida para mis hijos u otras cosas”. Esto ha empeorado desde que comenzó la situación de sequía hace más o menos tres semanas.
Escasez permanente
Juana no es la única que sufre el drama de no tener agua potable en su casa, es el dolor de cabeza de muchas personas en diversos sectores del país, principalmente las ciudades de Santo Domingo y Santiago.
Conforme al informe del Índice de Pobreza Multidimensional de la República Dominicana (IPM-RD 2019) y a los resultados de la ENCFT (Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo 2018), el 12.9% de las viviendas no tienen instalaciones para agua corriente por tubería conectada a la red pública, lo que implica que unas 423,904 viviendas sufren el problema de no tener agua potable disponible en la comodidad de su hogar.
Sin embargo, ya en 2015, República Dominicana se comprometió con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 como parte de la Agenda 2030: la promesa de que todos tendrían agua y saneamiento gestionados de forma segura para 2030. A día de hoy, nos encontramos muy lejos de conseguirlo.
Prioridad: consumo humano
El Índice de Pobreza Multidimen
sional (IPM) indica que el 59.4 % de los hogares está privado del acceso a agua. El hogar está privado en acceso a agua potable si: recibe el agua de una fuente distintas al acueducto o, si recibe el agua potable menos de cuatro veces a la semana.
“La prioridad del uso del agua es para consumo humano. Las corporaciones no contemplan agua para animales o plantaciones. Los diseños de acueductos se basan en población humana. El consumo humano es de entre 200 a 250 litros habitantes por día. El gran Santo Domingo debería consumir unos seis metros cúbicos por segundo y se están produciendo 20 metros cúbicos por segundo. Pero el mal uso, por la cultura que tenemos, hace que toda esta agua no es suficiente”, asegura Roberto Mieses, experto hidráulico.
Omar Javier Chevalier, ingeniero civil, experto en hidráulica y ex subdirector del Instituto Nacional De Recursos Hidráulicos (INDHRI), menciona que los elementos vitales para un buen suministro lo constituyen fundamentalmente: las fuentes de agua o acuíferos como ríos, arroyos, lagunas, aguas subterráneas y pozos, desde los cuales se puede extraer el líquido para su almacenamiento, junto a un sistema que incluya: obra de toma, línea de conducción, planta de tratamiento, línea de impulsión y posteriormente las líneas de distribución con lo cual se llevaría el agua a todas las zonas de requerimiento.
Origen de la carencia de agua
“Existen diversas causas del problema: deforestación y cambio de uso de suelo en las cuencas, esto influye en la reducción de la calidad del agua y a que haya una menor disponibilidad de agua en tiempos de sequía ya que con menor cobertura de bosque se almacena menos agua en el flujo base (el que se integra al río en tiempos largos sin lluvia)”, sostiene Brenda Figuereo, especialista en el sector hidráulico.
Gerson Minaya, coordinador de suministro de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan), afirma que el principal problema que enfrenta el sector hidráulico es un tema de inversión que se hacen muchas veces no se logran sostener por falta de una inversión en mantenimiento, así como también falta de seguimiento a lo que es la vida útil de un proyecto hidráulico donde a veces esos sistemas se agotan y se continúan usando hasta cinco, diez o veinte años más.
Felipe Suberví, director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), considera que el problema esencial en República Dominicana con el agua es la falta de valoración de este bien preciado.
“Lo segundo es que tenemos 30 años de retraso en lo que tiene que ver en la inversión con el abastecimiento del agua por parte del Estado, combinado con el crecimiento vertiginoso y desorganizado de la población a nivel demográfico, pero ha habido también falta de voluntad de los gestores que han pasado por este tipo de instituciones que se han enfocado en los mega proyectos y se han descuidado lo que son las inversiones para llevar soluciones a corto y largo plazo en diferentes comunidades”, destaca Suberví.
Añade que otro factor es la focalización de la inversión, “aquí tú tienes una medición del agua que es prácticamente empírica porque es lo que tú asumes que sale de las presas y estimulas una cantidad de metros cúbicos de agua, no hay forma de medir las fugas de agua y en todos los países desarrollados del mundo, las fugas representan un 15 y un 20%, aquí se estima que es un 60%”.