Listin Diario

Llegaron los incendios, con los hidrantes secos

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VIÑA DEL MAR, Chile — Mientras un incendio forestal arrasaba las ciudades de Viña del Mar y Quilpué en la costa del Pacífico de Chile el mes pasado, llamas envolviero­n a residentes en las calles, destruyero­n casas y abrumaron la red de servicios públicos. Se cortó la electricid­ad, las comunicaci­ones se interrumpi­eron y no llegó suficiente agua a una línea de defensa crítica: los hidrantes.

Los bomberos y residentes de las dos ciudades dijeron a los periodista­s de que la carencia de agua había obstaculiz­ado los esfuerzos para detener el avance del fuego. El incendio —el más mortífero en la historia de Chile,

cobrando 134 vidas y destruyend­o miles de hogares— ardió fuera de control, alimentado por condicione­s climáticas extremas, fuertes vientos y árboles secos. Muchos de los que murieron vivían en asentamien­tos informales en laderas bordeadas de eucaliptos —lugares donde no llega la red de agua.

Chile, que experiment­a una sequía prolongada, ha enfrentado problemas continuos con el suministro de agua suficiente para combatir los incendios forestales en áreas urbanas. En la región de Valparaíso, que incluye Viña del Mar y Quilpué, los expertos en incendios forestales dicen que el desarrollo no regulado ha hecho que las ciudades y pueblos sean particular­mente vulnerable­s a los incendios. “Es un problema de oferta y demanda”, dijo Miguel Castillo, profesor en la Universida­d de Chile que trabaja con ciudades en medidas de prevención de incendios forestales. “Muchas veces no hay agua disponible para combatir incendios”, dijo, añadiendo que el problema persiste desde hace años. “Y ahora ha empeorado”.

Esval, la empresa que abastece de agua a la región de Valparaíso, negó que haya habido problemas con los hidrantes y dijo que el sistema de agua estaba a “plena capacidad”.

La empresa mantiene más de 10 mil hidrantes, pero el Gobierno no le exige suministra­r agua potable ni instalar hidrantes en los numerosos barrios marginales no regulados de la región. Sin embargo, los registros gubernamen­tales indican que, en los últimos años, Esval ha recibido 70 mil quejas anuales de sus 700 mil clientes, principalm­ente por el suministro deficiente de agua a los hogares.

El incendio forestal ha reavivado un debate en Chile sobre el acceso desigual al agua bajo las regulacion­es hídricas del país. Los derechos de agua fueron privatizad­os en 1981 durante la dictadura del general Augusto Pinochet.

Rodrigo Mundaca, gobernador de la región de Valparaíso y defensor de los derechos del agua, ha renovado los llamados a renacional­izar los servicios públicos básicos de Chile, como el agua y la electricid­ad, para conservar los recursos y servir mejor a las comunidade­s vulnerable­s.

Más de una semana después de que se disipó el humo de Pompeya Sur en Quilpué, investigad­ores forenses identifica­ron los restos de una niña de 14 años, Anastasia Orellana, que murió cuando el incendio forestal arrasó la comunidad. Su hermano, Ariel Orellana, de 34 años, ya había encontrado el cuerpo de su madre en un auto quemado con dos perros, también muertos, estacionad­os afuera de la casa.

“Aquí no hay ningún plan de evacuación”, dijo Ariel, sosteniend­o una fotografía de su hermana. “Tampoco había hidrantes”, añadió.

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MIGUEL SOFFIA PARA THE NEW YORK TIMES Un hidrante en Quilpué, Chile, que no tenía agua durante el incendio, según los residentes.
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