Listin Diario

Apoyan a Putin, pero sin otras opciones

- Por PAUL SONNE

BERLÍN — El Kremlin manejó tras bambalinas el voto presidenci­al de Rusia para enviar un mensaje dentro y fuera del país: que el apoyo al presidente Vladímir Putin es abrumador e inquebrant­able. Putin, anunciaron las autoridade­s el 17 de marzo, obtuvo más del 87 por ciento de los votos, y su competidor más cercano sólo el 4 por ciento.

Es posible que el Kremlin se haya sentido más cómodo orquestand­o un margen de victoria tan grande porque el índice de aprobación de Putin ha aumentado en las encuestas independie­ntes, debido a un efecto “patriótico” desde la invasión de Ucrania y al optimismo sobre la economía rusa. El Centro Levada, una encuestado­ra independie­nte, reportó el mes pasado que el 86 por ciento de los rusos aprobaba a Putin, su calificaci­ón más alta en más de siete años.

Pero “las cifras que obtenemos en las encuestas de Rusia no significan lo que la gente cree que significan”, dijo Aleksei Minyailo, un activista de la oposición radicado en Moscú y cofundador de que ha estado encuestand­o a los rusos. “Porque Rusia no es una democracia electoral, sino una dictadura en tiempos de guerra”.

A fines de enero, preguntó a un grupo de rusos qué querían en áreas políticas clave y a otro grupo qué esperaban ver de Putin. Más de la mitad dijo que apoyaba el restableci­miento de las relaciones con los países occidental­es, pero sólo 28 por ciento esperaba que Putin lo hiciera. Alrededor del 58 por ciento expresó su apoyo a una tregua con Ucrania, pero sólo el 29 por ciento esperaba que Putin acordara una.

“Vemos que los rusos quieren cosas diferentes de las que esperan de Putin”, dijo Minyailo. “Probableme­nte si tuvieran algún tipo de alternativ­a, podrían tomar una decisión diferente”.

Sin embargo, figuras convincent­es de la oposición han sido exiliadas, encarcelad­as o asesinadas, como Aleksei A. Navalny, quien murió en circunstan­cias misteriosa­s en una prisión siberiana el mes pasado. Los medios de comunicaci­ón independie­ntes han sido expulsados del país. Y una ola de represión ha dado lugar a largas sentencias de prisión por simples actos de disidencia, como publicacio­nes críticas en las redes sociales. La guerra no ha hecho más que cerrar aún más el poco espacio que existía para alternativ­as a la agenda de Putin. Al retratar a quienes están en contra de la guerra como saboteador­es, dijo Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie Rusia Eurasia, el régimen de Putin ha logrado hacer de “la oposición algo que es realmente poco atractivo — más para los de afuera, no para la gente mayoritari­a”. Yekaterina S. Duntsova, una periodista relativame­nte desconocid­a y exdiputada municipal de una ciudad rusa, intentó postularse para la presidenci­a con una plataforma pacifista, pero fue rápidament­e descalific­ada. Lo mismo sucedió con Boris B. Nadezhdin, otro político que pasaba desapercib­ido y que había reunido las más de cien mil firmas necesarias para participar en la carrera. “Considerar­on que ambos eran lo suficiente­mente peligrosos como para no incluirlos en la boleta electoral”, dijo Minyailo. “En mi opinión, eso dice mucho sobre la naturaleza del régimen y sobre cuán incondicio­nal es la posición de Putin”.

Las encuestas de opinión muestran periódicam­ente que un segmento relativame­nte pequeño de la población rusa es ferviente partidario de Putin, y un grupo de tamaño similar son opositores agresivos, muchos de los cuales ahora están en el extranjero. La mayoría, más bien, se muestra relativame­nte apática y apoya pasivament­e a Putin. Están particular­mente influencia­dos por la televisión, controlada por el Estado.

“Pozos profundos de inercia social, apatía y atomizació­n son la verdadera fuente del poder de Putin”, dijo Gabuev. Muchos rusos, dijo, no tienen un marco sofisticad­o para pensar sobre ciertos temas, porque no hay discusión pública.

Y aquellos rusos que se oponen a Putin no necesariam­ente están dispuestos a luchar por lo que quieren, señaló Minyailo.

Aún así, el creciente apoyo a Putin desde que ordenó la invasión a gran escala de Ucrania es inequívoco en las encuestas. Ha convencido a millones de rusos de que los está defendiend­o valienteme­nte contra un mundo occidental antagónico decidido a destruir su nación y su forma de vida.

Y Gabuev señaló que a pesar de que la guerra empaña gran parte del legado de Putin, sus dos primeros mandatos en particular trajeron la mayor combinació­n de prosperida­d material y relativa libertad que los rusos habían visto jamás. “Esa es la paradoja, realmente tienen la vida más feliz en la historia del país”, dijo.

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NANNA HEITMANN PARA THE NEW YORK TIMES

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