Las ballenas hembras viven el doble que los machos
Tan solo seis especies de mamíferos, cinco de ballenas dentadas y los seres humanos, alargan la vida durante décadas después de perder su capacidad reproductiva
Aunque la menopausia nos pueda parecer algo común, lo cierto es que es una ‘anomalía’ en el mundo animal: tan solo los humanos y cinco especies de ballenas (todas del tipo dentado) se han adaptado para alargar la vida de sus hembras incluso décadas después de que estas hayan perdido su capacidad reproductiva. Esto choca con el principio natural de replicar en nuevos individuos los genes propios: cuantos más hijos, más perpetuación de la especie.
Sin embargo, a medida que las sociedades ganan complejidad, esta afirmación podría ser demasiado simplista. Ahora, un equipo liderado por investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido) ha analizado por primera vez datos de estas cinco especies de ballenas con menopausia. El resultado: gracias a esta adaptación, las hembras viven más que otras especies de ballenas de su mismo tamaño sin menopausia e incluso doblan la esperanza de vida de los machos de su propia especie. Los resultados acaban de publicarse en la revista ‘Nature’. «El proceso de evolución favorece rasgos y comportamientos mediante los cuales un animal transmite sus genes a generaciones futuras», explica Sam Ellis, autor principal del estudio junto a Darren Croft, ambos de la de la Universidad de Exeter. «La forma más obvia para que una hembra perpetúe su especie es reproducirse durante toda su vida, y esto es lo que sucede en casi todas las especies animales. Hay más de 5.000 especies de mamíferos. pero solo seis pasan por la menopausia». En concreto, las especies ‘menopáusicas’ son Orcinus orca (la orca), Pseudorca crassidens (conocida como orca negra o falsa orca), Delphinapterus leucas (beluga), Globicephala macrorhynchus (calderón tropical o ballena piloto de aleta corta) y Monodon monoceros (narvales). Todas ellas pertenecen al grupo de las ballenas dentadas, en el que se incluyen los delfines y las marsopas. Pero, que se conozca, solo estas alargan su vida tras perder su capacidad reproductiva. Entonces, ¿qué tienen en especial? ¿Podría estar en ellas la clave de cómo y por qué evolucionó la menopausia no solo en ballenas, sino también en humanos?
La ‘hipótesis de la abuela’
No es nada fácil seguir la vida de estos cetáceos. «Entre otras cosas, el mar es muy grande», señala
Croft. Así que, para llevar a cabo este trabajo, los autores crearon parámetros demográficos sobre mortalidad, esperanza de vida y patrones de fertilidad utilizando eventos de mortalidad no naturales, como varamientos masivos o ballenas capturadas accidentalmente por barcos de pesca.
Al analizar estos datos, encontraron que la vida reproductiva (durante la cual las hembras pueden tener descendencia) fue más o menos la misma para todas las especies de ballenas. Sin embargo, observaron que no solo estas especies ‘menopáusicas’ viven más que las que no lo son, sino que las hembras sobreviven a los machos de su propio grupo durante años. Por ejemplo, las hembras de orcas pueden vivir hasta los 80 años, mientras que los machos suelen morir a los 40 (aunque, de media, llegan hasta los 60 y 70).
Pero, si no pueden tener hijos, ¿para qué alargar su vida? Los autores creen que la clave está en la conocida como ‘hipótesis de la abuela’: estas orcas ‘ancianas’ ayudan a sus hijos y nietos durante toda su vida, como nuestras abuelas, pero sin competir con sus hijas en la reproducción y la crianza al tenerlos al mismo tiempo. De hecho, se conocen ejemplos entre estas especies de poblaciones matriarcales en las que la descendencia se queda junto a su madre, al contrario de otras especies que presentan mucha más movilidad entre grupos diferentes. «Incluso estudios anteriores han observado que en el caso de la prole que permanece junto a la madre, los hermanos tienen una capacidad reproductiva mayor que sus hermanas, seguramente porque, debido al cuidado de sus madres, que entre otras cosas cazan y comparten el alimento con ellos, pueden centrarse más en la reproducción», señala Croft.
Semejanzas con los humanos
Los autores indican que, a pesar de que nos separen 90 millones de años de evolución, que este mecanismo haya surgido de forma independiente tanto en humanos como en ballenas indica una historia convergente. «Nuestro estudio proporciona pruebas de que la menopausia evolucionó al expandir la esperanza de vida femenina más allá de sus años reproductivos, en lugar de reducir la esperanza de vida reproductiva». Al comentar sobre los paralelismos con la evolución de la menopausia en humanos, Croft añade: «Es fascinante que compartamos esta historia de vida con un grupo taxonómico del que somos tan diferentes».