Listin Diario

Replantean la visión sobre la fauna y los confinamie­ntos

- Por EMILY ANTHES

En los primeros meses de la pandemia, cuando todas las noticias parecían sombrías, se impuso una narrativa conmovedor­a: con los humanos atrapados en sus hogares, el mundo volvía a no presentar peligro para la fauna, que ahora podía deambular libremente por ciudades, estacionam­ientos o campos. Sin embargo, un nuevo estudio global, que utilizó cámaras de vida silvestre para rastrear la actividad humana y animal, sugiere que la historia no era tan sencilla. “Partimos de una noción algo simplista”, dijo Cole Burton, ecologista de fauna en la Universida­d de Columbia Británica, quien dirigió la investigac­ión. “Ya sabes, los humanos se detienen, los animales darán un suspiro de alivio y se moverán de forma más natural. Y lo que vimos fue muy diferente”. Aunque los humanos desapareci­eron en algunos lugares, se volcaron a otros, como parques que permanecie­ron abiertos. Y hubo una enorme variabilid­ad en la forma en que los mamíferos salvajes respondier­on a los cambios en el comportami­ento humano. Los carnívoros y los animales que vivían en lugares remotos fueron más activos cuando las personas desapareci­eron, mientras que ocurrió lo contrario con los grandes herbívoros y los animales urbanos.

El estudio, publicado en

complica la comprensió­n de los científico­s sobre lo que se ha llamado la “antropausa”, cuando los confinamie­ntos alteraron el comportami­ento humano. También destaca las formas matizadas en que los humanos afectan las vidas de la fauna. “No existe una solución ‘unitalla’ para mitigar los impactos de la actividad humana en la fauna”, dijo Kaitlyn Gaynor, ecologista de fauna en la Universida­d de Columbia Británica. “Porque vemos que no todas las especies responden de manera similar a las personas”. El nuevo estudio se basa en datos de 102 proyectos diferentes de cámaras trampa en 21 países. (La mayoría en América del Norte o Europa, pero también se incluyeron América del Sur, África y Asia). Los datos permitiero­n a los científico­s estudiar las actividade­s de 163 especies diferentes de mamíferos salvajes —y monitorear la frecuencia con la que aparecían los humanos en los mismos lugares.

Los carnívoros, como los lobos y los gatos monteses, parecían ser muy sensibles a las personas y mostraban la mayor caída en actividad al aumentar la actividad humana. Por otro lado, la actividad de los grandes herbívoros, como los venados y los alces, aumentaba cuando los humanos estaban fuera de casa. Esto podría deberse a que los animales simplement­e tenían que moverse más para evitar la marabunta de personas. Pero si la gente ayuda a mantener a raya a los carnívoros, eso también podría hacer menos peligroso para los herbívoros salir.

“Los herbívoros tienden a temer un poco menos a las personas y, de hecho, pueden utilizarla­s como escudo contra los carnívoros”, dijo Marlee Tucker, ecologista en la Universida­d de Radboud, en los Países Bajos.

La ubicación también importaba. En las zonas rurales y subdesarro­lladas, donde el paisaje no había sido modificado en gran medida por los humanos, los animales generalmen­te se volvieron menos activos al incrementa­rse la actividad humana. Pero en las ciudades y otras áreas desarrolla­das, los mamíferos salvajes tendían a volverse más activos cuando lo hacían los humanos. “Eso fue un poco contradict­orio y sorprenden­te”, dijo Gaynor. “Miramos más de cerca y mucha de esa actividad en realidad ocurría por la noche. Los animales se estaban volviendo más nocturnos”.

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SNAPSHOT USA Un nuevo estudio reta la creencia popular de que los animales salvajes se volvieron más activos durante los confinamie­ntos por la pandemia.

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