Listin Diario

Los Pie pasaron hambre, su madre fue doméstica

- MOISÉS MEJÍA JORGE MARTÍNEZ

El mayor es un medallista olímpico. El menor, emulando al primero, ha ganado múltiples medallas en Juegos Panamerica­nos, Centroamer­icanos y campeonato­s de taekwondo. Sin embargo, el éxito que hoy exhiben ha sido a costo de grandes sacrificio­s, como por ejemplo, llegar a pasar hambre. Luis (Luisito) Pie, de 30 años, y su hermano menor Bernardo, de 28, tuvieron una muy complicada niñez debido a las precarieda­des que enfrentaro­n a causa de la pobreza, a tal punto de que en ocasiones la primera comida del día, les llegaba en la noche, si acaso aparecía. “Recordar esos momentos de nuestra niñez y adolescenc­ia resulta nostálgico, porque fueron muchas las veces que tuvimos que irnos a la escuela sin comer, con la esperanza de encontrar un plato de comida en la casa, pero cuando llegábamos, la mayor desilusión era ver los platos totalmente limpios y sin rastro de que se cocinó”, dijo Bernardo, durante su participac­ión junto a su hermano Luis en el programa Café

Deportivo del Listín Diario. Pero, durante esos tiempos amargos, los hermanos Pie tuvieron una héroe en común, su madre Marisol, quien en un momento en el que el padre de la casa se vio sin trabajo, no escatimó la distancia ni la dificultad, y laboró por varios años como empleada doméstica para mantener a sus hasta ese entonces cuatro hijos.

“En un momento que nuestro padre (de crianza) no encontraba trabajo, la piña realmente se pudo demasiado agria, y nuestra madre entonces tuvo que venir a Santo Domingo a trabajar como ama de casa, y eso mejoró un poco la situación, no obstante continuaba siendo muy difícil porque éramos cuatro muchachos que esperaban comida, y muchas veces no alcanzaba”, dijo Luisito. “Nosotros teníamos entre 11 y 12 años cuando pasamos por el lapso más difícil, y aunque realmente queríamos salir a trabajar para ayudar económicam­ente en la casa, la situación de insegurida­d y marginalid­ad no nos permitían salir a las calles, por eso valoramos aún más el sacrificio de nuestra madre”, añadió Bernardo.

Calamidad en el inicio Las tribulacio­nes de los Pie no solo fueron en casa. Los primeros años en los que un joven practica un deporte se supone que deben ser los que más emoción brinden, sin embargo, en el caso de los hermanos Pie, tuvieron razones de sobra para querer renunciar a sus sueños de ser atletas de alto nivel, debido a las vicisitude­s que enfrentaro­n. “Cuando llegamos al equipo nacional, que pensábamos que íbamos a encontrarn­os con villas y castillos, fue todo lo contrario, porque muchas veces tuvimos incluso que dormir en el piso o en la caseta de los guardias de las Fuerzas Armadas porque todavía no teníamos los permisos para hacerlo en la villa olímpica”, recordó Luisito.

Todo valió la pena Casi 20 años después de ser unos niños cuyos estómagos “se alborotaba­n” por la necesidad y deseo de recibir comida, gracias al esfuerzo de dos hermanos que en vez de escoger la vía fácil e inclinarse por la mala vida y la delincuenc­ia, decidieron apoyarse en el deporte, hoy pueden sentirse orgullosos de que sus padres tienen un techo digno, y que la comida ya no falta en la mesa. “Gracias a Dios nuestros padres están mejor que antes”, dijo entre risas Luisito, quien ha sido junto a su hermano Bernardo, la bujía y medio de superación de una familia que no tenía mínimas esperanzas de progreso.

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Bernardo y Luis Pie al ser entrevista­dos en el Café Deportivo del Listín Diario por el editor deportivo Héctor J. Cruz y el periodista Moisés Mejía.
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Bernardo y Luisito Pie.

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